Mostrando entradas con la etiqueta espía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta espía. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de septiembre de 2017

El rastro del lobo, de José Luis Muñoz

Desde hace unos meses ya está en la calle El rastro del lobo, segunda novela de la colección Criminal de Ediciones Traspiés (la primera fue Orán ya no te quiere).


Con la incorporación de José Luis Muñoz, uno de los máximos exponentes de la literatura policiaca ibérica actual, Traspiés enriquece su catálogo con una novela muy negra que nos cuenta la vida de Aribert Heim, médico en el campo de concentración de Mauthausen en tiempos de la segunda guerra mundial, y su persecución durante décadas por parte de autoridades y cazanazis.


A lo largo de la narración Muñoz mezcla ambas épocas con habilidad, proponiendo escenarios  diferentes (Egipto, España, Alemania, América Latina...) y utilizando distintas voces (la del fugitivo, la de quienes lo protegen, la de quienes lo buscan, la de sus víctimas...). Así, no es difícil que las personas aficionadas al tema encuentren elementos que puedan resultarles familiares de películas tan conocidas como Los niños del Brasil, La caja de música u Odessa (basada en la famosa novela de Frederick Forsyth). Las alusiones al Mossad o al Centro Wiesenthal son buena muestra de ello.


De todos modos, y por encima de estos ingredientes tan atractivos, los mayores valores de El rastro del lobo descansan sobre una construcción literaria impecable, en la que brilla, a mi juicio, el lenguaje tan crudo empleado en la descripción de la relación que mantienen el Doctor Muerte y una de sus víctimas. Siguiendo con las influencias cinematográficas, Portero de noche volverá a nuestra memoria al leer (y sufrir) estas escenas.

Así pues, esta es una novela imprescindible para quienes quieran bucear en los entresijos contradictorios del alma humana. Y fundamental para quienes disfrutan persiguiendo nazis.






jueves, 6 de octubre de 2016

A Granada (Noir) hemos de ir

En momentos como este se suele recurrir al sobadísimo tópico de que estoy llenando la maleta de sueños, antes de partir rumbo a Granada. Pues no, no, la estoy llenando con un par de mudas limpias, como me enseñó mi madre, y el paraguas y la chaquetica, por si refresca.

Y libros.

Libros, sí, que para eso vamos.

Para hablar de libros, pero también de cine, y de periodismo, y de cuantas formas de expresión, arte y comunicación se conciten en este potentísimo festival dedicado al género negro que es Granada Noir.



Tendréis ocasión de verme (por desgracia) este sábado 8 de octubre, a las 17 horas, en el Museo Cajagranada. Me acompañará (por suerte) el novelista cubano Gerardo Errasti. Juntos hablaremos, posiblemente, de servicios secretos, espías, terroristas y clandestinidades, temas a veces algo olvidados en estos festivales. Y de literatura, claro.

Será un placer encontrarnos.

La verdad es que estoy contento.

Mi última visita a Granada se produjo en 2011, para recoger el Premio Paso del Estrecho.

Ya era hora de volver, pues.


viernes, 2 de septiembre de 2016

El mal, de Roberto Constantini

Este verano he tenido la ocasión de leer Tú eres el mal y Las raíces del mal, las dos primeras novelas que Roberto Constantini publica en español.

El autor, nacido en Trípoli (Libia), al igual que nuestro adorado Tim Pinks, crea en estas dos historias la figura del comisario Balistreri, una especie de alter ego del propio Contantini. Alter ego en lo biográfico, ya que Michele Mike Balistreri también es nacido en Libia, nieto de los colonos que la Italia de Mussolini envió a sus provincias de Tripolitania y Cirenaica en los años 20 y 30 del siglo XX.

Colonos italianos desembarcando en Libia en 1938 (www.paolocason.it)

Tal vez sea este el aspecto que más me haya atraído de ambas novelas, sobre todo de Las raíces del mal: el trasfondo histórico y político, ya que en Las raíces... se describen los modos de vida postcolonial de la comunidad italiana en Libia (tanto de la acomodada como de la más humilde) y sus relaciones con la población árabe (hasta el golpe de estado de Gadafi en 1969). En cambio en Tú eres el mal la corrupción y las conexiones mafia-política-Iglesia-televisión-empresariado son las que acaparan el mayor protagonismo.

En ambas novelas el hilo conductor de la trama es la investigación de distintos asesinatos de mujeres. En este aspecto Constantini dosifica la intriga con maestría aunque, como comento, no sea este el aspecto que más me atraiga, ya que me quedo con su estilo y con la ambientación del último medio siglo de historia italiana y libia.

Y, ah, por cierto, el autor también da muestras de un amor desaforado por el fútbol, que se observa en la relevancia que desempeñan en las dos novelas las tres finales mundialistas jugadas por Italia en las últimas décadas (México '70, España '82 y Alemania '06) y en los nombres de algunos de sus protagonistas (Lacatus, Hagi, Messi...).

 

miércoles, 28 de octubre de 2015

Presentación de Orán ya no te quiere

El próximo 11 de noviembre, miércoles, a las 18:30, en la librería Elkar de la calle Comedias, celebraremos la puesta de largo oficial de Orán ya no te quiere, mi nueva novela.

Estrenamos editorial, Traspiés, que inaugura conmigo su colección Criminal, y tendré (tendréis) la suerte de que me acompañen Carlos Bassas y Alejandro Pedregosa. Como de costumbre, no creo que digamos nada de fundamento, pero sin duda pasaremos un rato divertido.



A comienzos de 1961, la OAS, la Organización del Ejército Secreto, que se opone a la independencia de la Argelia francesa, desata una campaña de atentados terroristas.

Cincuenta años más tarde, un joven de origen argelino viaja a Pamplona con la esperanza de localizar a un antiguo militante nacionalista vasco, refugiado en Orán entre 1939 y 1962. 

Durante su búsqueda, el misterioso joven trabará amistad con la nieta del viejo exiliado; profundizará en el pasado de su ciudad natal y en el de su propia familia; conocerá de primera mano la situación de los inmigrantes magrebíes en la Europa actual y se sumergirá en la apasionante peripecia vital de un veterano de tres guerras, desde el alzamiento del general Mola en el final de los Sanfermines del 36 a la matanza de Orán de julio de 1962, pasando por la batalla del Ebro, los campos de concentración para republicanos españoles en el África francesa o la entrada triunfal de la división Leclerc, en París, en 1944.


Orán ya no te quiere retrata la vida de los pieds noirs levantinos en la Argelia de los años 40, 50 y 60 y narra el sufrimiento de la población civil, europea o musulmana, durante la guerra colonial. Y es, también, la crónica de unas migraciones de ida y vuelta, las de entonces y las de ahora, entre ambas orillas del Mediterráneo.


viernes, 5 de diciembre de 2014

Una decisión peligrosa, de José Javier Abasolo

Pese al intento de conquista en 1512 por parte de Fernando el Católico (también conocido como el Falsario), en 1940 el Reino de Navarra sigue siendo un estado independiente a ambas faldas de los Pirineos.

Con esta premisa tan sugerente, José Javier Abasolo construye una ucronía (lo que los británicos llaman whatif) en su última novela, Una decisión peligrosa.

Nuestro viejo reino, encajonado entre la España franquista y la Francia ocupada por los nazis, mantiene una difícil neutralidad ante el conflicto europeo y el rey Teobaldo IV es la cabeza de la Iglesia Reformada de Navarra, una Navarra donde el protestantismo es la religión predominante, judíos y católicos son minoría y el Athletic Club ha ganado ocho ligas consecutivas (el autor no nos aclara si en su plantilla figuran jugadores franceses y riojanos).

A partir del asesinato del arzobispo católico de Pamplona y cardenal primado de Navarra, Abasolo construye un thriller político y de espionaje, en el que Iruñea es un hervidero de agentes secretos que tratan de arrastrar al pequeño estado pirenaico a sus respectivos bandos en guerra.

Pero, ante todo, y como cabía esperar, Abasolo ofrece una nueva lección de literatura policíaca, con personajes sólidos pero contradictorios (espectacular el comisario Da Silva) y una trama envolvente y de final, cómo no, inesperado; todo ello, como decimos, en un escenario histórico tan sugerente como atractivo que el autor maneja con solvencia para dibujar paralelismos con ciertas situaciones dramáticas sufridas en nuestra tierra.

La única duda que me queda, desasosegante, es la de cómo nos apañaríamos los pamploneses protestantes para honrar a San Fermín.

Que, por cierto, ya falta menos.

 

domingo, 19 de octubre de 2014

La tercera versión, de Antonio Manzanera

Dicen que los años 80, con la llegada al poder de Ronald Reagan en Estados Unidos, supusieron un recrudecimiento de la Guerra Fría, con una escalada en la carrera armamentística y un incremento en las actividades de espionaje y contraespionaje de las dos grandes superpotencias.

En este marco histórico, Antonio Manzanera se lanza a novelar la rocambolesca deserción a Estados Unidos del coronel del KGB Vitaly Yurchenko y su posterior regreso, como un héroe, a la URSS. Más allá de la plausibilidad de la teoría que expone Manzanera en La tercera versión, su mayor mérito es el artificio literario que el autor emplea para narrar este misterioso episodio histórico. En la literatura se ha recurrido en muchas ocasiones a este truco, el de contar varias veces la misma historia, según la versión o la visión de sus distintos protagonistas. Y, como digo, este es el verdadero valor de La tercera versión.

Así, en este juego de información y desinformación al que se entregan siempre con entusiasmo los servicios secretos internacionales, Manzanera desgrana las distintas versiones a un ritmo frenético, entremezclando con habilidad documentos y testimonios (el autor sabrá si reales o fruto de su imaginación) y sin perder de vista nunca el objetivo de hacer buena literatura.

Tras El informe Müller y La suave superficie de la culata, novelas en la que el autor buceó en dos muertes tan misteriosas como las de Hitler y Kennedy, con La tercera versión Antonio Manzanera se confirma como una de las voces más originales y sólidas de la narrativa de espionaje en español.

No le perdáis la pista.

 

martes, 15 de octubre de 2013

Cuarenta días de mayo, de Mikel Alvira

Mikel Alvira es uno de nuestros autores más prolíficos y de mayor éxito, como lo demuestra su activa legión de fans, que lo adora. Vamos, que es el Justin Bieber de la narrativa navarra, vasca o como quieras llamarla.

Polifacético, con una capacidad de comunicación desmesurada, escribe de perlas, por cierto.

Hace tres años sacó a la calle Cuarenta días de mayo. En esta novela, muy bien ambientada en la Pamplona de mediados de los años 50, narra el complot de un grupo de comunistas que quieren atentar contra Franco en una de sus visitas a nuestra ciudad.

Además de cumplir de forma soberbia con los cánones del género de espías trama adictiva, ritmo in crescendo y personajes atractivos, Alvira construye lo que podríamos denominar una novela de frontera, la física, la de la muga que nos une a Iparralde y que se convierte en una protagonista más, y la de los sentimientos, la de los personajes que nadan en la clandestinidad y la de los que no saben cruzar la barrera del amor.

Porque, como casi siempre en su obra, esta es sobre todo una novela de personajes, en la que, a mi juicio, destacan dos, el comisario Serrano, Serranito, y su novia Consuelo.

Y como, decíamos, Mikel Alvira es hombre polifacético, Cuarenta días de mayo es también un vino y un cortometraje.

Ahora anda promocionando En la tierra de los nombres propios.

Ahí es nada.

Los dos jóvenes autores en la Feria del Libro 2013 (foto Librería Nerea).

 

jueves, 12 de septiembre de 2013

El informe Müller, de Antonio Manzanera

Ya hemos comentado en otras ocasiones que la novela de espías en castellano vive una época de esplendor, gracias a autores como Andrés Pérez Domínguez, Carlos Díaz Domínguez o, en cierto modo, Ignacio del Valle.

A este trío se ha unido recientemente Antonio Manzanera con El informe Müller, novela ambientada en la Alemania de postguerra, en la que un historiador británico y un agente de la CIA investigan el paradero de Heinrich Müller, el antiguo jefe de la Gestapo.

Tras un arranque soberbio, que destila aroma a las mejores novelas clásicas del género de Frederick Forsyth y John Le Carré y en el que nos encontramos con la pista de personajes paradigmáticos de la Guerra Fría como Burgess o Kim Philby, los dos investigadores desgranan a través de sus pesquisas aspectos tan interesantes como los últimos días de vida de Adolf Hitler en el búnker de Berlín o la intrincada red de espías y agentes dobles que se formó en Europa, a ambos lados del Telón de Acero, tras la Segunda Guerra Mundial.

Manzanera (que los economistas nos dediquemos a la literatura en tiempos de crisis dice mucho de la época que vivimos) emplea con acierto una estructura narrativa lineal, en esa Alemania de mediados de los años 50, con frecuentes flashbacks al ocaso nazi, para ir incrementando paulatinamente el ritmo y la intensidad de la obra conforme esta se acerca a su desenlace.

El informe Müller es, pues, una novela apasionante para cualquier aficionado al género, tal vez un poco fría en ocasiones, característica que, por otra parte, tampoco desentona en un entorno como el de aquellos personajes que se vieron envueltos en el final de una guerra tan atroz como la de 1939-1945 y en el arranque del conflicto que dividió al mundo en dos bloques durante más de cuarenta años, hasta la caída del Muro de Berlín.

lunes, 25 de marzo de 2013

Lágrimas sobre Gibraltar

Alguna vez he comentado la escasa atención que la literatura española ha prestado a la novela de espías. Así como el género negro en castellano ha sido siempre pujante y en la actualidad vive una época de esplendor, los agentes secretos (tal vez por eso, por ser secretos) no han gozado de demasiada presencia en los escaparates de nuestras librerías. Afortunadamente, existen algunas excepciones, como las encarnadas por Andrés Pérez Domínguez y, en cierto modo, por Ignacio del Valle.

Pues bien, estos días he descubierto a alguien que puede erigirse en la gran figura del género. Me refiero a Carlos Díaz Domínguez y a su espléndida novela Lágrimas sobre Gibraltar.

Ambientada al final de la década de los 60, cuando Franco decidió cerrar la verja que separaba la colonia británica del resto de la Península Ibérica, Lágrimas sobre Gibraltar describe un plan para la invasión militar de la Roca.

Narrada con ritmo trepidante y exquisita perfección formal, nos introduce en un apasionante duelo de espías entre los entonces incipientes servicios secretos españoles, el Seced, precursor del Cesid y del actual CNI, y los legendarios MI5 y MI6 británicos. Para ello, Díaz Domínguez no duda en mezclar en la trama personajes de ficción con reales como Carrero Blanco, el premier inglés Harold Wilson y el propio Franco; incluso, el autor juega con la presencia del seleccionador español de fúbol Kubala y jugadores de la época como Asensi o Gento, pues un partido de fútbol entre las selecciones de España y Finlandia será la tapadera perfecta para concentrar a cientos de legionarios en la frontera gibraltareña.


Nos encontramos, pues, ante un novelón de esos que se leen en un suspiro, que hará las delicias de los amantes del género y vencerá las reticencias de aquellos que consideran que la novela de espías es un género menor.

Porque, ante todo, Lágrimas sobre Gibraltar es un ejemplo de alta literatura; eso sí, la mar de entretenida, algo que, desconozco la razón, repugna a tanta gente.

lunes, 7 de mayo de 2012

El círculo alquímico

Lo confieso. Hace muchos, muchísimos años, fui un friki de las novelas esotéricas. Devoraba a toda pastilla cualquier libro que tuviera que ver con templarios, santos griales, conspiraciones vaticanas y mensajes ocultos en pirámides o cuadros misteriosos. Recuerdo, por ejemplo, cuánto me enganché de adolescente a Philipp Vandenberg y La conjura sixtina o, incluso a El péndulo de Foucault de Umberto Eco.
Hasta que llegó el boom del decepcionante Dan Brown con El Código Da Vinci y me alejé del género, yo pensaba que para siempre.

Pero como la tentación vive ahí arriba, o ahí fuera, no he sabido resistirme a catar El círculo alquímico, de mi colega de editorial Paco Gómez Escribano.

Tal cual.

Y he flipao. Empecé a leerlo en una de estas tardes lluviosotorrenciales de abril y me ha reconciliado con el género, sí, sí, como lo leéis. Aunque este círculo es mucho más que esoterismo, mucho más. Paco te lleva de viaje, de Berlín a Toledo, a Jerusalén, a Estados Unidos y a El Cairo. Y te hace viajar también en el tiempo a través de una novela negra, incluso de espionaje, narrada con un ritmo trepidante forjado en sus diálogos y en la acción constante. De paso, además, me ha refrescado lo poco que recordaba de aquellas chulísimas clases de Historia del Arte de COU, con sus catedrales, sus frescos y sus pintores manieristas.

Paco fumando, como casi todos sus personajes

No contento con eso, El círculo alquímico dibuja una galería amplia de personajes, de entre los que me quedo con ese enigmático Boris Vasílievich y con los curas de todos los credos, uno de los cuales es navarro, como no podría ser de otra forma.

Pues eso, que Paco sí que vale y amenaza con otra novela para junio, también en Editorial Ledoria, creo.

Ganas tengo.

Lo malo de Paco es que es merengón. Y, por si fuera poco, también del Athletic.

Es que no somos na.



jueves, 12 de abril de 2012

El médico de Ifni

A comienzos de 1976, España abandonó su provincia del Sahara en manos de los gobiernos marroquí y mauritano. Abandonó el territorio y, sobre todo, abandonó a sus habitantes, españoles con DNI hasta unos pocos días antes.

Javier Reverte, tal vez el autor africanista más leído en lengua española, retrata estos acontecimientos en El médico de Ifni.

Bajo la apariencia de novela de espionaje o incluso negra (otro que se apunta al etnothriller, aunque unos cuantos años antes que yo), nos da a conocer la historia del movimiento independentista saharaui a comienzos de los 70, la represión española, el éxodo de su población y la vida en los campos de refugiados en Tindouf.

Es una historia sobre el amor, las relaciones familiares, los oscuros intereses de ciertos gobiernos y sobre la cínica habilidad de ciertos personajes para mantenerse siempre en los alrededores del poder, como, por ejemplo, Alberto Balaguer, agente secreto y uno de los protagonistas de esta novela.

No seré yo quien descubra las habilidades narrativas de Javier Reverte, pero sí me parece una ocasión estupenda para recordar el sufrimiento del pueblo saharaui que, treinta y seis años después, sigue tan vivo.


Como testimonio, dejo este interesante vídeo de Juan Cabrera que, como tantos, hizo la mili en el Sahara Español en aquella época.

jueves, 19 de enero de 2012

Verano del 43

Hasta este blog suelen llegar visitantes de diverso pelaje: gente de mi cuadrilla, del trabajo, de mi familia (¡hola tita!), gente a la que le ha gustado mi novela, gente a la que no, gente que escribe, gente que lee y cae incluso quien gusta de los Sanfermines y las historias de espías.

Para estas dos últimas categorías rescato un artículo publicado hace ya algunos años en blogsanfermin.com.


Verano del 43

Una mañana de comienzos de julio de 1943, en plena II Guerra Mundial, Hans Schaeffer, nacido en Buenos Aires, de padres austríacos, tomó el Plazaola en la donostiarra estación de Amara. Su destino, como el de muchos otros oficiales y soldados alemanes destinados en el País Vasco-Francés, Pamplona y sus recién iniciadas fiestas de San Fermín.

Pero Shaeffer no era un oficial como los demás. De hecho viajaba de paisano y con pasaporte argentino falso. Su misión, en la que llevaba inmerso casi dos años, consistía en intentar desmantelar la red de mugalaris y contrabandistas que ayudaban a los espías y pilotos aliados derribados a cruzar la frontera franco-española, en su ruta de huida hacia el Gibraltar británico.

Se alojó en el desaparecido Hostal Burguete de la calle San Nicolás, situado más o menos a la altura del actual bar Iru. Durante esos días se hizo habitual de los encierros en un balcón de la calle Estafeta, de una barrera de sombra en nuestra Plaza de Toros y fue común encontrarle cenando en tascas del Casco Viejo tras la corrida para perderse después en los conciertos, bailes o espectáculos revisteriles que solía organizar el bar Baserri. Varias de aquellas noches las acabó en la bodega del Iruña (actual bar Subsuelo) donde, unido a una variopinta mezcla de nativos y visitantes, se pulía todo el vino que podía, cantaba al compás de guitarras y acordeones, intentaba ganarse la atención de las chicas de dudosa reputación que acudían a aquel antro y daba cuenta del caldico que les llevaba a las dianas y al nuevo día.

La noche del 11 al 12 de julio protagonizó en dicha bodega una agria disputa con el periodista sueco Stephan Johansson, al parecer por los favores de Rosa, una famosa prostituta de la calle Curia. Los dos hombres, envalentonados por el vinorro y el anís, salieron a la belena de Pintamonas dispuestos a resolver sus diferencias.

Hans Schaeffer nunca fue visto de nuevo en Pamplona.

Y el tal Johansson resultó ser Frank McCormack, nombrado unos años más tarde director adjunto del MI6, el servicio secreto británico.

martes, 20 de diciembre de 2011

Andrés Pérez Domínguez


Hace como un par de años, en el puesto de Librería Abarzuza en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Pamplona, un libro me llamó la atención. Su portada, su cuidada edición y, desde luego, su precio. El factor Einstein, de Andrés Pérez Domínguez. La verdad es que no le conocía de nada, pero lo cogí, lo hojeé y Rafa, el librero, me dijo Está muy bien. Y caí.

Lo leí con ganas, a gusto y, sin llegar a encantarme, me hizo pasar muy buenos ratos. No me terminaron de enganchar algunos elementos de la historia, tal vez el carácter de algunos personajes y situaciones, pero en líneas generales me gustó bastante. Siempre me ha interesado el siglo XX europeo y había echado en falta que un autor español tejiera una trama con esos aires de espionaje, género que siempre me ha entusiasmado.

Pero lo que sí llegó a engancharme fue su blog, La separata, y su propio personaje ahí descrito, el de Andrés Pérez Domínguez. No pude evitar mirarlo con simpatía, sevillano él, que me trajo recuerdos de aquellos años que viví en una calle tan literaria como la Camilo José Cela, junto al Sánchez Pizjuán, en aquella época en la que Osasuna y Sevilla se repartían goles y tortas a partes iguales.

Y como digo, me gustó el personaje de Andrés y su cercanía a sus lectores, a través de ese blog, hasta llegar a sufrir enormemente cuando publicó la foto de sus manuscritos empapados, arruinados por una tormenta, manuscritos de los de verdad, de los de boli y cuaderno. Me acordé entonces de Iñaki Echarte, de cuando le robaron el ordenador con toda su obra dentro.

Para alguien que empieza como yo, fue todo un gozo observar que un escritor consolidado como Andrés había iniciado su carrera en pequeños concursos y luego no tan pequeños, hasta llevarse el Ateneo de Sevilla de novela.



Y ahí es donde me ganó definitivamente. El violinista de Mauthausen le salió redonda, con unos personajes sólidamente dibujados y una trama profunda y espléndida en la mejor tradición del género. Vamos, todo un Le Carré sevillano que tocaba con maestría un tema que siempre me ha apasionado. Además, desde mi modesta forma de entender la literatura, Andrés había conseguido pulir aquellas cosas que no me habían gustado de su anterior novela.

Mejorar en cada libro es todo un triunfo y dice mucho de lo que nos puede ofrecer en el futuro.

Así que aquí me tenéis, ansioso por que saque la siguiente y esperando parecerme a él algún día.

Al menos el pelo ya se me está cayendo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Paesa

Dentro del póker de agentes secretos europeos, en el que destacan Philby o Burgess con sus actividades dobles o triples, Paesa se lleva el as de diamantes, como ha demostrado hoy saltando a los titulares de la prensa a sus 75 años.

En Sierra Leona le han pescado al tío. Dicen que intentando cerrar un trato en el mercado negro de las antigüedades, de la droga o de los diamantes. Asistido por su sobrino, nada menos. Qué tendrá esa familia.

El caso es que su carrera de embaucador al servicio de los gobiernos comenzó poco después de que Fraga Iribarne concediera la independencia a Guinea Ecuatorial. Allí trabajó para el Banco Nacional de Guinea hasta que intentó estafar al dictador Macías.

Paesa, en los 70, con la viuda de Sukarno (AGENCIAS/ABC)
De ahí saltó a Suiza donde continuó con su afición por las dictaduras del tercer mundo liándose con la viuda de Sukarno, expresidente de Indonesia.

De esa época datan también sus relaciones con los servicios secretos de la Europa comunista (lo que no le impidió también contactar con los de las dictaduras chilena y argentina) e intentó vender armas a Jomeini.

En los 80 dicen que toreó a ETA, al GAL y al gobierno del PSOE. Y que colaboró con los tres.

Su mayor golpe mediático fue la captura del exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán, en Laos. Aparte de entregarlo a la justicia española, le birló, dicen, 300 millones de pesetas.

En 1998 publicó su propia esquela, tras su muerte en Tailandia, y encargó misas por el bien de su alma.

Años después reapareció, vivo, en París, donde ha llevado una jubilación discreta hasta que le han pillado, asesorando, en Sierra Leona.

Y luego algunos dicen que los personajes de John Le Carré no son creíbles. Desde luego, Miguel Arnaiz, que protagoniza Beautiful Rhodesia, va a parecer un aficionao.