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lunes, 7 de octubre de 2013

Balance de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión 2013

Vuelven los libros a las cajas de cartón, esperando a otra feria, aunque muchos ahora estén repartidos en las estanterías de tantos hogares.

Como siempre, han sido días de placer buscando y rebuscando esas novelas que siempre he querido tener.

Aquí va la lista de adquisiciones de este año, novela negra, navarra, ambientada en África, en Rusia o en la India británica. Ahora solo nos queda esperar a que llueva para disfrutarlos en mi sofá.

  • Las huellas erradas, de Eduardo Iriarte.
  • Cosecha roja, de Dashiell Hammett.
  • Violetas para Olivia, de Julia Montejo.
  • Canta la hierba, de Doris Lessing.
  • Sólo una muerte en Lisboa, de Robert Wilson.
  • La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz.
  • Reparto de despojos, de Paul Scott.
  • La casa Rusia, de John le Carré.
  • La justicia de los errantes, de Jorge Díaz.
  • La canción de Mbama, de Javier Reverte.


Os dejo con un fragmento de la gran serie británica La Joya de la Corona, basada en la tetralogía de Paul Scott El cuarteto del Raj, y que se cierra con ese Reparto de despojos que ya me está esperando.

 
 

domingo, 14 de octubre de 2012

Últimas compras en la Feria

Esta noche, a última hora, los libreros empaquetarán y mañana una cuadrilla de operarios andará desmontando las casetas.

Así acabarán dos semanas largas de búsqueda de chollos, en forma de precios asequibles y ediciones descatalogadas, que ayudan a montarte en casa una biblioteca de lo más apañada.

A las compras de la semana pasada, uno ya, pues, las de la que está terminando.

  1. Desgracia, del premio Nobel sudafricano J.M. Coetzee.
  2. Preciso como un reloj, novela sobre la trata de mujeres en Ciudad del Cabo, de la sudafricana Margie Orford, discípula del anterior.
  3. Dos clásicos de Joseph Conrad, prologados por Jorge Luis Borges, En el corazón de las tinieblas y La soga al cuello.
  4. El décimo hombre y El cónsul honorario, del maestro Graham Greene.
  5. Un imprescindible que me faltaba, Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez.
  6. Un mes con Montalbano, una colección de relatos protagonizada por nuestro comisario italiano favorito, de Andrea Camilleri.
  7. Volverás a Región, la primera novela de Juan Benet.
  8. Las tinieblas de tu memoria negra, del ecuatoguineano Donato Ndongo (tengo que preguntarle a Eduardo Laporte si llegó a entrevistarle).
  9. El Aleph, colección de relatos de un tal Jorge Luis Borges.
  10. El día del Escorpión, segunda parte de El Cuarteto del Raj, que Paul Scott inició con La Joya de la Corona, imprescindible para los apasionados de la India colonial.
  11. No podía faltar algo de John Le Carré, El espía que surgió del frío.
  12. El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina.
  13. Para ir completando mi biblioteca de literatura navarra, La gran ilusión, con la que Miguel Sánchez-Ostiz ganó el Herralde de 1989
  14. Como nunca había leído nada de Truman Capote, me autobautizo a lo grande, con A sangre fría.
  15. Y para terminar, novela negra con denonimación de origen, catalana, con Códex 10 de Eduard Pascal; turca, con Un cadáver junto al Bósforo, de Celil Oker; y escocesa, con Campo de sangre, de Denise Mina.
Un año más, muchas gracias a todos los libreros y libreras, que se han pegado tantas horas en la Plaza del Castillo, por darme la oportunidad de conocer todos estos libros y llenar mis estanterías de sueños e imaginación.
 

lunes, 30 de enero de 2012

Gandhi, Sudáfrica y Bose (II)

A lo largo de los años 30, Gandhi se convirtió en referencia para el pueblo indio, ansioso por liberarse de la dominación inglesa. Al contrario que otros líderes revolucionarios, apostó firmemente por la no violencia y la desobediencia civil. Sus campañas de boicot a la ropa importada de la metrópoli llegó a ahogar la economía de ciudades industriales como Manchester y Liverpool y fue famosa su peregrinación en contra del monopolio británico sobre la extracción de la sal.

El inicio de la Segunda Guerra Mundial supuso un dilema para él. Pese a considerar, como otros miembros del Congreso Nacional Indio, inmorales los regímenes nazi y japonés, declaró públicamente que no podía enviar a los indios a una guerra por la libertad y la democracia cuando esa libertad y esa democracia eran negadas sistemáticamente a su propio pueblo. Solo apoyaría a Gran Bretaña si ésta concedía la independencia a la India. Aquellos primeros años 40 fueron época de revueltas y protestas contra el gobierno colonial, que las reprimió sin miramientos. El propio Gandhi acabó, una vez más, en la cárcel.

Gandhi y Bose
En cambio, Chandra Bose, otro de los líderes nacionalistas del país, no dudó en alinearse junto a las potencias del Eje, confiando en que una hipotética victoria de Alemania supusiera, por fin, la independencia de la India. Al igual que Gandhi, se licenció en Derecho en Inglaterra y, como él, presidió el partido del Congreso Nacional Indio. Pero, a diferencia del Mahatma, consideró que el camino para la independencia era el de la lucha armada.

Chandra Bose junto a dos oficiales alemanes
Con el apoyo de Hitler y los japoneses, fundó el Ejército Nacional Indio y presidió el Gobierno Provisional de la India Libre que combatió al Raj británico en Birmania. Tras la derrota de Japón, Bose falleció, presuntamente, en un accidente aéreo nunca aclarado.

En 1947, Gran Bretaña accedió, por fin, a la independencia de la India. Pese a su gran prestigio entre las comunidades hindú y musulmana, Gandhi no pudo evitar los motines y matanzas entre ambas y consintió, finalmente, la partición del país.

El 30 de enero de 1948, un fanático hindú, Nathuram Godse, acabó con su vida, a los 78 años de edad.

sábado, 28 de enero de 2012

Gandhi, Sudáfrica y Bose (I)

Este lunes se cumplen sesenta y cuatro años del asesinato de Mohandas Gandhi, el Mahatma, símbolo mundial de la no violencia y la desobediencia civil.

El riesgo de guerra civil entre las comunidades hindú y musulmana le llevó a aprobar, pese a no ser plato de su gusto, la partición de la India británica en dos estados, uno de mayoría hindú (Unión India) y otro de mayoría musulmana (Pakistán, que más tarde sufriría una escisión, denominada Bangla Desh). Esta decisión le costó la vida el 30 de enero de 1948.

Nacido en 1869 y abogado de profesión, el escaso éxito de su carrera en la India le llevó a aceptar un trabajo en Sudáfrica. Pese a estar acostumbrado al trato discriminatorio por parte de los británicos en su país natal, la situación de los no blancos en Sudáfrica supuso para él un cambio radical en su concepción de la vida.

En la inolvidable película de Attenborough y en la que Ben Kingsley estuvo simplemente espléndido, se rememora la humillación que sufrió el joven abogado Gandhi, impecablemente vestido con su traje de sastre inglés comprado en Londres, en un viaje en tren a Pretoria. Su pretensión de viajar en primera le llevó a ser golpeado y abandonado en un apeadero.



A lo largo de sus veintidós años en Sudáfrica peleó por los derechos civiles de la minoría india, muy numerosa sobre todo en las provincias de Natal y Transvaal. Sus métodos de resistencia pasiva y desobediencia civil obligaron al gobierno sudafricano a negociar con su Partido Indio del Congreso.

A su regreso a la India, en 1915, fue recibido como un héroe y abandonó paulatinamente su estilo de vida y vestimenta occidental y profundizó en la filosofía y la espiritualidad.

Y no tardó en erigirse en uno de los líderes del nacionalismo indio frente al colonialismo británico, junto a Pandit Nehru, Sen Gupta y Chandra Bose, entre otros.

Nehru y Gandhi

Continúa...

sábado, 14 de enero de 2012

Pasaje a la India

En estos tiempos de comunicación instantánea, a la gente que nos dedicamos a contar historias y que tenemos un ego más grande que el acueducto de Lodosa, nos gusta consultar las estadísticas de Google para ver desde dónde nos sigue nuestro público.

Así, este blog literario, que apenas tiene unos mesecicos de vida, es visitado, no solo por gente de mi pueblo y de los alrededores, sino también por paracaidistas llegados de Estados Unidos, Francia, Australia, Inglaterra, Alemania, Argentina, Rusia o, incluso, de Letonia (qué estarías buscando, pillín).

Por eso, en esta época de relaciones internáuticas y electrónicas, me ha hecho una ilusión bárbara encontrarme esta mañana en el buzón, entre facturas y menús de restaurante chino, una tarjeta postal redactada (¡¡¡a mano!!!) en Kerala, en plenas navidades, por mi club de fans en la India.

La postal en cuestión muestra la imagen de Ganesa, deidad hindú de las artes y las ciencias, del intelecto y la sabiduría.

Su rasgo más característico es su cabeza de elefante.

Y no he entendido el chiste. Hace ya mucho que, al salir de la ducha, no presumo de trompa ante el espejo, queridos amigos.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Goa, Damão y Diu

En este mes de diciembre se han cumplido cincuenta años de la invasión de Goa que, junto a los enclaves de  Damão y Diu, constituían la India Portuguesa.

A finales de 1961, Nehru ordenó la conquista del territorio ante la negativa de Salazar de cederlo pacíficamente, un Salazar que se mantenía firme en su viejo sueño imperial de un Portugal tricontinental, desde el Miño hasta Timor, bañado por los océanos Atlántico, Índico y Pacífico.

La aplastante superioridad militar de la Unión India acabó con más de cuatro siglos de presencia portuguesa en la zona. La evacuación de civiles lusos se produjo por mar y aire bajo los bombardeos de las fuerzas armadas indias.

Vassalo negociando la rendición ante oficiales indios
La denominada Operación Vijay se saldó con la muerte de un centenar de soldados indios y portugueses y concluyó con la rendición del general Vassalo e Silva, 128º gobernador de la India, que desobedeció la ignominiosa orden de Salazar que solo esperaba soldados y marineros portugueses muertos o victoriosos.

El retorno a la metrópoli, varios meses después, de Vassalo y sus más de tres mil hombres derrotados, se encontró con el desprecio, la incomprensión y la consideración de traidores por parte de su gobierno y sus compatriotas.

Prisioneros portugueses en un campo de concentración en Goa


El otro día me encontré en un diario navarro, en la sección que recuerda los hechos sucedidos cincuenta años atrás, la petición de la Diputación Foral de Navarra de que regresara a nuestra tierra el cuerpo de San Francisco Javier, que reposa en la catedral de Goa.

Ahora que tengo a un par de amiguetes por allí cerca, curándose y jugando a pelota, aprovecho para desearles un 2012 estupendo.

Catedral de Santa Catarina en Goa