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domingo, 7 de octubre de 2012

Primer balance de la Feria

Cuando la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Pamplona supera su ecuador, llega el momento de hacer un primer balance.

De hacer un primer balance de mis inversiones, que ya me he dejado unos euros.
  1. Un clásico de Frederick Forsyth, Odessa, con sus cazanazis de los años 60.
  2. El fantasma de Anil, de Michael Ondaatje, este escritor de ancestros holandeses, nacido en Sri Lanka y que vive en Canadá, que maravilló con El paciente inglés. También me maravilló Kristin Scott Thomas en su versión cinematográfica.
  3. De todo corazón, de Andreu Martín, que se llevó un Premio Alfons el Magnànim en Valencia.
  4. Viene el lobo, de mi adorado autor zambiano, de cuando Zambia era Rhodesia del Norte, Wilbur Smith, ambientada en la invasión de Abisinia (Etiopía) por las tropas italianas de Mussolini en 1935.
  5. La clave Pinner, de Andrés Pérez Domínguez, el gran maestro sevillano de intrigas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial.
  6. No puede faltar Alexander McCall Smith, otro autor rhodesiano, del sur, de la actual Zimbabwe, con la novela Alegres y en compañía, de su saga sobre la primera agencia de mujeres detectives de Botswana.
  7. Francisco García Pavón, uno de los maestros de la novela policíaca española, con Las hermanas coloradas.
  8. Imprescindible Los mares del Sur, de Manuel Vázquez Montalbán.
  9. Retornamos como sombras, de Paco Ignacio Taibo II, que revolucionó la novela negra en castellano.
  10. Dicen que Michael Connelly es el number one actual de lo negro-policial, así que, para probar, me he hecho con El veredicto.
  11. El alquimista impaciente, de Lorenzo Silva, al que ya tenía ganas.
En fin, que ya tengo libros para el otoño.

Y para que se me hundan las estanterías, como dice mi padre.

La semana que viene, más.
 

martes, 20 de diciembre de 2011

Andrés Pérez Domínguez


Hace como un par de años, en el puesto de Librería Abarzuza en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Pamplona, un libro me llamó la atención. Su portada, su cuidada edición y, desde luego, su precio. El factor Einstein, de Andrés Pérez Domínguez. La verdad es que no le conocía de nada, pero lo cogí, lo hojeé y Rafa, el librero, me dijo Está muy bien. Y caí.

Lo leí con ganas, a gusto y, sin llegar a encantarme, me hizo pasar muy buenos ratos. No me terminaron de enganchar algunos elementos de la historia, tal vez el carácter de algunos personajes y situaciones, pero en líneas generales me gustó bastante. Siempre me ha interesado el siglo XX europeo y había echado en falta que un autor español tejiera una trama con esos aires de espionaje, género que siempre me ha entusiasmado.

Pero lo que sí llegó a engancharme fue su blog, La separata, y su propio personaje ahí descrito, el de Andrés Pérez Domínguez. No pude evitar mirarlo con simpatía, sevillano él, que me trajo recuerdos de aquellos años que viví en una calle tan literaria como la Camilo José Cela, junto al Sánchez Pizjuán, en aquella época en la que Osasuna y Sevilla se repartían goles y tortas a partes iguales.

Y como digo, me gustó el personaje de Andrés y su cercanía a sus lectores, a través de ese blog, hasta llegar a sufrir enormemente cuando publicó la foto de sus manuscritos empapados, arruinados por una tormenta, manuscritos de los de verdad, de los de boli y cuaderno. Me acordé entonces de Iñaki Echarte, de cuando le robaron el ordenador con toda su obra dentro.

Para alguien que empieza como yo, fue todo un gozo observar que un escritor consolidado como Andrés había iniciado su carrera en pequeños concursos y luego no tan pequeños, hasta llevarse el Ateneo de Sevilla de novela.



Y ahí es donde me ganó definitivamente. El violinista de Mauthausen le salió redonda, con unos personajes sólidamente dibujados y una trama profunda y espléndida en la mejor tradición del género. Vamos, todo un Le Carré sevillano que tocaba con maestría un tema que siempre me ha apasionado. Además, desde mi modesta forma de entender la literatura, Andrés había conseguido pulir aquellas cosas que no me habían gustado de su anterior novela.

Mejorar en cada libro es todo un triunfo y dice mucho de lo que nos puede ofrecer en el futuro.

Así que aquí me tenéis, ansioso por que saque la siguiente y esperando parecerme a él algún día.

Al menos el pelo ya se me está cayendo.