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miércoles, 18 de enero de 2017

Secretos del Arenal, de Félix G. Modroño

Paso a paso, y desde hace ya un tiempo, Félix G. Modroño viene construyendo una carrera muy sólida, coronada en 2014 con el Premio Ateneo de Sevilla que conquistó con estos Secretos del Arenal.

Uno de los valores de esta novela es lo bien que mezclan las dos épocas y las dos geografías en las que está ambientada, un Bilbao de finales de siglo XX y una Sevilla de postguerra. Félix aprovecha esta circunstancia para combinar en sus dosis exactas tanto la intriga criminal como la histórica a través de la vida de dos mujeres separadas por los kilómetros y el tiempo, pero a las que la tragedia les ha tocado muy de cerca. Además, la trama nos permite viajar, a través de sus personajes, a la Sevilla golpista y revolucionaria de julio de 1936, a los viñedos de la Rioja Alavesa o a las estepas heladas en las que combatió la División Azul.

A este interés por desentrañar la intriga que recorre Secretos del Arenal hay que sumar otros dos valores, la calidad del lenguaje y la estructura narrativa que ha elegido el autor y la sensualidad que desprenden sus páginas, ya que Félix se ocupa de estimularnos los sentidos a conciencia, desde el olfato (muy logradas las descripciones de los aromas del vino y otros perfumes) hasta el tacto (podemos tocar la piel de los protagonistas en las escenas de sexo) pasando por el gusto (buen repaso a la gastronomía sevillana y vizcaina) y el oído (con música de Benito Lertxundi, por ejemplo).

Por tanto, nos encontramos ante una novela tremendamente bien escrita y que complacerá tanto a los amantes de las tramas criminales como a las personas interesadas por nuestro pasado reciente. A mí me ha gustado un huevo, desde luego.



jueves, 8 de septiembre de 2016

Camina la noche, de Álvaro Silva

Siempre he defendido, cuando me enfrento a una novela negra, que me interesan más las motivaciones que llevan a las personas a comportarse de un determinado modo que la propia intriga que se desprenda de la obra. Vamos, que me interesan más los personajes que los misterios.

Lo mismo me ocurre para cualquier otro tipo de novela. Si me apuras, para cualquier tipo de obra de ficción, sea en el medio que sea.

Por eso, aunque no es precisamente una novela negra al uso, Álvaro Silva me ha deslumbrado con Camina la noche, la historia de un error policial en el Madrid de los últimos días de julio de 1936, donde conoceremos a un desdichado,  confundido con un colaborador del golpe militar y que acaba siendo arrestado y sometido a tortura.

Con esta premisa tan amarga y dura, tan amarga y dura como la época en que la novela está ambientada, el autor nos presenta a los distintos personajes implicados, todos ellos, en principio, buenas personas, pero a los que los acontecimientos les llevarán a comportarse de un modo u otro. No se trata de una novela sobre la Guerra Civil con personajes malvados y fanatizados, no, sino precisamente de todo lo contrario. Los protagonistas son honestos, ecuánimes, justos, pero la cobardía, el amor, el sentido del sacrificio, el afán de supervivencia, el heroísmo o el sentido común determinarán su comportamiento.

Álvaro Silva huye del maniqueísmo y su prosa contundente y la administración hábil de información hacen que quien lea esta novela permanezca pegado a sus páginas, intrigado por las pesquisas policiales y la peripecia vital de sus personajes.

Si a estas virtudes unimos una serie de reflexiones, perfectamente engarzadas en el desarrollo de la acción y el carácter de sus protagonistas, sobre el sentimiento religioso, el sentido de la vida, la culpa, el amor o el perdón, podemos decir que Silva ha sabido emparentar con éxito Camina la noche con el humanismo literario del siglo pasado, desprendiendo un nada oculto aroma a Unamuno y Camus.


lunes, 11 de abril de 2016

Mers-el-Kebir o el Pearl Harbor francés

En la madrugada del 3 de julio de 1940, una flota británica compuesta por el portaaviones Ark Royal y los acorazados Hood, Valiant y Resolution partió de Gibraltar con destino a la costa argelina. Su objetivo, conseguir la rendición de la armada francesa anclada en Mers-el-Kebir, la antigua Mazalquivir.

Tras el armisticio firmado con Hitler, la Francia de Vichy se convirtió en una nación pseudoneutral y Mers-el-Kebir en su más importante base naval.

En plena batalla de Inglaterra, Gran Bretaña no podía permitir que la flota francesa pudiera inclinarse a favor de italianos y alemanes en el Mediterráneo. Por eso, el objetivo de la fuerza H de los almirantes Cunningham y Sommerville era conseguir que los buques franceses abandonasen Argelia y se desplazaran al Caribe francés, desde donde no pudieran interferir en el teatro de operaciones europeo.

Ante el ultimátum británico, el almirante Gensoul, temiendo la reacción alemana en la Francia continental si se rendía, no supo qué contestar. Y, ante tal indecisión, la Royal Navy inició el bombardeo aeronaval que se llevó por delante la vida de más de 1.000 marineros franceses y echó a pique el acorazado Bretagne e inutilizó el Provence y el Dunkerque.



Durante años, los franceses consideraron este ataque por sorpresa como una traición infame de los ingleses, y no son pocos los historiadores que llaman a esta batalla el Pearl Harbor francés. Aún hoy en día, la ultraderecha gala aprovecha este episodio para enervar sus postulados antieuropeos y antibritánicos.


Peio Aranguren vivió el ataque en primera persona, desde el paseo marítimo de Orán. Vestido, ya, son el uniforme de la Legión Extranjera y en compañía de su camarada Marcial Ruiz, los cigarrillos Gauloises humeantes en el cenicero de metal, la botella de vino argelino frío y peleón que tiembla sobre la mesa de madera al compás de las explosiones

Ante sus ojos se elevaron las columnas de humo y el suelo adoquinado vibró bajo sus pies.




 

martes, 5 de abril de 2016

Cardamomo, de Diana Al Azem

La actualidad siempre ha supuesto una fuente de inspiración para la construcción de novelas. Por desgracia, dicha actualidad viene frecuentemente vinculada a las tragedias que conllevan las guerras. La última, la que tiene como escenario a Siria y ha provocado la crisis de los refugiados, esos miles de seres humanos que Europa está rechazando de modo vergonzoso.

Es este el marco que la autora andaluza de origen sirio Diana Al Azem ha escogido para ambientar su última novela, Cardamomo. En ella, un acomodado médico australiano se desplaza a Damasco como voluntario en un hospital en el que tendrá que enfrentarse a las terribles consecuencias de la violencia que vive Siria.

La autora aprovecha esta circunstancia para mostrarnos el choque entre culturas y valores (tema que me apasiona) y la evolución que sufre este protagonista desde el momento en el que conoce a una adolescente siria, vendedora de especias, con la que comenzará un romance, no siempre fácil.

La historia que nos cuenta Cardamomo supone una lectura reconfortante dentro de un escenario tan dramático como el que está viviendo Siria, ya que en la novela se apuesta por valores como la empatía, la honestidad o la solidaridad. En este sentido, es de agradecer que las novelas de corte romántico apuesten por este acercamiento a crudas realidades sociales (un ejemplo muy notable de este interés lo encontramos en La proposición de Carola, novela en la que su autora, Idoia Saralegui, nos trasladaba a la Colombia de los últimos coletazos del narcoterrorismo y la violencia política).

Si a todos estos valores humanos sumamos que la novela cuenta con un lenguaje directo, ágil y fluido podemos afirmar que nos encontramos ante una novela más que apreciable, no solo desde el punto de vista literario sino, también, como ejemplo de esperanza para esa tragedia que vive la orilla oriental del Mediterráneo.


 

lunes, 14 de marzo de 2016

El mapa de un crimen, de Paco López Mengual

En este mundo en el que parece que la literatura se vendiera a peso, encontrar grandes novelas en doscientas páginas constituye, en sí misma, toda una alegría.

No conocía a Paco López Mengual. Bueno, y no lo conozco. Lo que quiero decir es que no le había leído nada. Pero, ya se sabe, te acercas un día a la librería de tu calle y te llevas un par de recomendaciones debajo del brazo.

Y el recomendador acierta, claro.

Como tema literario, soy muy forofo de la influencia de hechos pasados en comportamientos actuales, lo reconozco. Cuando una novela juega con este elemento, me tiene casi ganado. Pero sin estilo literario ni estructura narrativa adecuada no conseguirá derrotarme. En cambio, si además de estilo y estructura, le añade pinceladas de thriller histórico-político, de intriga amorosa y de novela negra, me ganará por goleada.

Y estos son los elementos más poderosos de El mapa de un crimen.

A esa trama compleja y bien resuelta, se le añade una estructura en forma de puzle, donde cada personaje ofrece su visión de los acontecimientos y su propia vida, a modo de mapa, precisamente. Unos personajes construidos sobre detallitos, sin necesidad de grandes descripciones ni biografías prolijas.

No hacen falta miles de páginas para conseguir un gran libro.

No.

A veces basta con doscientas.
 

lunes, 21 de mayo de 2012

Horst Faas

Hace unos pocos días murió Horst Faas. El nombre de este fotoperiodista de raza no nos dice mucho, pero si recordamos las imágenes de dos de los fotógrafos que coordinaba cuando dirigía la agencia AP durante la guerra de Vietnam, seremos conscientes de la influencia de su trabajo en el devenir de la historia del siglo XX.

Nick Ut / Associated Press

Eddie Adams / Associated Press

Hay quien afirma que estas dos fotos, ambas galardonadas con el Premio Pulitzer, hicieron más por derrotar al ejército americano que el propio Vietcong.