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lunes, 3 de junio de 2019

Libros para el fin de un imperio

Bajo este título que tan majo me quedó, la Biblioteca General de Navarra organiza una charla que tendré el gusto de dar el próximo martes, 11 de junio, a las 17:30, en la Sala de la Planta 1.






En marzo de 1961, movimientos guerrilleros atacaron haciendas de colonos portugueses en el norte de Angola. Así comenzaba una serie de guerras de independencia que finalizaría, trece años después, con la Revolución de los Claveles.


Lobo Antunes, Lídia Jorge, Pepetela, Mia Couto o Teolinda Gersão son solo algunos de los autores que comentaremos el próximo martes 11.


A través de sus obras, conoceremos una época cargada de violencia, traumas y explotación. Una época terrible que ha producido una literatura asombrosa en lengua portuguesa.


En ambos hemisferios.


Columna portuguesa en el norte de Angola. Hacia 1970. El cartel dice "Respeta la vejez".







domingo, 12 de mayo de 2013

Novela negra sudafricana (IV)

Nacida en Swazilandia, Malla Nunn vivió su infancia en la Sudáfrica del apartheid clasificada como mestiza, siguiendo las normas de aquel formidable y paranoico aparato burocrático-policial que segregaba a las personas en función de su color de piel.

Afincada en Australia desde la década de los 70, aquellas vivencias infantiles quedan reflejadas en su obra literaria. Así, en Un hermoso lugar para morir, novela ambientada en la Sudáfrica de los años 50 en los que la Ley de Inmoralidad prohibía las relaciones sexuales interraciales, la mezcla (o no mezcla) entre razas es el detonante del asesinato del comisario de policía afrikáner de una pequeña localidad rural fronteriza con el Mozambique colonial portugués.

Emmanuel Cooper, agente de la Policía Judicial, es asignado al caso y, a través de sus investigaciones, conoceremos de primera mano las intrincadas relaciones entre las comunidades bóer, inglesa, zulú e incluso judía del país.

Este policía, veterano desquiciado de la Segunda Guerra Mundial, es todo un descubrimiento (los pasajes en los que se le meten en la cabeza las órdenes y broncas del sargento escocés a cuyas órdenes sirvió en Europa son geniales), y podemos seguir sus andanzas en la segunda entrega de la serie, también editada por Siruela, Que los muertos descansen en paz.

Así pues, nos encontramos ante otro gran ejemplo de la novela negra sudafricana, tan en boga en los últimos tiempos.

Malla Nunn, fotografiada por Jacky Ghossein


 

domingo, 10 de marzo de 2013

Literatura colonial portuguesa (IV)

Sin ser estrictamente una novela de ambiente colonial, la guerra que libró Portugal en África hasta mediados de los años setenta revolotea por todas las esquinas de Tu rostro será el último.

Su autor, João Ricardo Pedro, un ingeniero en paro que ganó con esta novela el premio Leya en 2011, arranca la narración cierto 25 de abril de 1974. Ambientada al inicio en una aldea con nombre de mamífero, desgrana la historia de una familia, los Mendes, marcada por el final de la dictadura salazarista, el shock que supuso para nuestros vecinos de península la guerra de Ultramar y la transformación que sufrió Portugal con la Revolución de los Claveles.

Es, desde luego, una novela de iniciación, de crecimiento y de madurez. Aunque, supongo, el retrato de la familia Mendes sea una excusa formidable para acercarnos a la historia reciente de Portugal, a los oscuros años de dictadura y represión, a la guerra en las selvas de Angola que enloqueció a tantos soldados portugueses, a unas gotitas de saudade por Lourenço Marques (hoy Maputo, la capital del entonces Mozambique portugués, la perla de su imperio colonial), y al regreso masivo de los cientos de miles de colonos expulsados de África, los retornados, empobrecidos y señalados por sus compatriotas metropolitanos, que les culpaban de la muerte de tantos soldados en una guerra que pretendía defender sus privilegios. 

Ricardo se apoya en una prosa aparentemente sencilla, pero poéticamente trabajada, para describir todos esos traumas lusos a través de los ojos y las manos de Duarte, nuestro Duarte, el hijo de la familia Mendes, pianista y futbolista frustrado, y admirador, a partes iguales, de Agostinho, Jordão, Van Basten y Johann Sebastian Bach.

Se supone que es su debut literario. Un debut deslumbrante y condensado en poco más de 200 páginas, algo impensable en el panorama editorial español, que jamás premiaría a un novel ni a un libro que pesara menos de un kilo.

País.
 

viernes, 10 de febrero de 2012

Virgen Negra

No deja de ser curioso cómo, desde este país pequeñito pegado a los Pirineos, somos cada vez más los que dirigimos nuestra mirada a África.

Desconozco la razón. Supongo que cada cual tendrá la suya.

Se acercan los Goyas, y ahí tenemos una película nuestra, Virgen Negra, candidata al Goya al mejor cortometraje documental, que indaga en la vida sexual de la mujer mozambiqueña.


Hace poco lo proyectaron en la Filmoteca de Navarra y, tonto de mí, no fui. Siempre nos andamos quejando de la situación de la cultura y las artes en nuestra tierra y, cuando salen propuestas interesantes, no les hacemos ni puto caso. Deberíamos hacérnoslo mirar.

Amaia Remírez es la productora y Raúl de la Fuente el realizador, que ya cosechó un éxito tremendo con su Nömadak Tx.

Aquí les vemos junto junto a Patricia Ponce de Haurralde Fundazioa. Parecen buena gente.

Patrica, Raúl y Amaia (foto de Javier Bergasa en Diario de Noticias)


Y encima están preparando otra peli, basada en el libro Un día más con vida, del periodista polaco Ryszard Kapuscinski, que narraba el final de la presencia portuguesa en Angola en 1975 y el inicio de la guerra civil, con la intervención sudafricana y cubana. Nunca olvidaré esa Luanda semidesierta, convertida en la ciudad de las cajas, de las cajas de madera en las que los colonos portugueses habían guardado todas sus vidas, con la esperanza de poder embarcarlas rumbo a Lisboa.

Esa película sí que no me la pierdo. Lo juro.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Literatura colonial portuguesa (II)

La costa de los murmullos es la cuarta novela, segunda traducida al español, de Lídia Jorge, autora nacida en el Algarve y que fue, durante años, profesora de literatura en las provincias de Angola y Mozambique.

La costa de los murmullos constituye un relato sobre la guerra colonial en Mozambique desde el punto de vista de las familias de los oficiales portugueses desplazados a aquel conflicto. Como he comentado otras veces, estamos muy acostumbrados a ver cómo los americanos volvían tarumbas perdidos del Vietnam, pero sabemos muy poco sobre cómo volvían los portugueses de África, hace poco más de treinta años. Me viene a la mente una entrevista a Lobo Antunes, en la que contaba cómo había visto jugar a fútbol a muchachos portugueses en Angola mientras hacían allí la mili. Los balones eran cabezas de prisioneros africanos.

Atrocidades como éstas también aparecen en la novela, que narra crudamente cuánto afectaron a los soldados lusos y a sus relaciones con sus familias y la población nativa.

Hace ya tiempo que la leí, pero dos imágenes me siguen viniendo a la cabeza al recordar este libro: las nubes de langostas y las muertes en los guetos africanos por culpa del alcohol adulterado, a orillas de aquel idílico Índico colonial. Todo ello como símbolo del contraste entre la cruel realidad que vive Eva Lopo, la protagonista, y la versión oficial del gobierno portugués.

Aquí os dejo el trailer de la película, de Margarida Cardoso.

martes, 22 de noviembre de 2011

Literatura colonial portuguesa (I)

No sé muy bien por qué, pero la verdad es que siempre me ha gustado la literatura de ambiente colonial, tal vez influido por pelis o series británicas como La Joya de la Corona o Pasaje a la India, basadas en las respectivas novelas de Paul Scott y E. M. Foster. En esta misma línea, y aun no siendo británica, podríamos encuadrar a Isak Dinesen, sus Memorias de África y su Redford/Finch Hatton sobrevolando las colinas de Ngong.

Por desgracia, no se trata de un género demasiado tratado en la literatura española. Apenas hay obras ambientadas en, por ejemplo, las guerras de independencia latinoamericanas de principios del siglo XIX (me viene a la cabeza Sueños de libertador, del navarro Fermín Goñi) o en el Desastre del 98. Y menos aún sobre la presencia española en Guinea, Ifni, Sahara o Marruecos, más allá del deslumbrante éxito de María Dueñas con El tiempo entre costuras.

Buscando, pues, nombres que me resultaran más familiares que los Smiths, Johnsons y similares, decidí investigar en la literatura colonial portuguesa, sin duda más cercana en lo cultural y en el tiempo.

Portugal libró, entre 1961 y 1974, una cruenta guerra colonial en Guinea, Angola y Mozambique. Este conflicto ha marcado a toda una generación de portugueses y, obviamente, se refleja en su literatura. Más de 10.000 soldados portugueses perdieron la vida en esas guerras, una cifra comparativamente mucho más elevada que la de americanos que murieron en Vietnam, y mira que dan la turrada los yankis con esa guerra. Y no hay que olvidar que casi el 10% de la actual población portuguesa nació o vivió en esos países.

La primera novela portuguesa que leí sobre el tema se titula El árbol de las palabras, de Teolinda Gersao. Pese a nacer en Coimbra, pasó buena parte de su juventud en Lourenço Marques, hoy Maputo, la capital de Mozambique. Su novela refleja el cruce de razas y culturas que vivía aquella ciudad en los años 60 y 70. Y, también, cómo no, la discriminación de los nativos y la guerra en el campo. Pero es, sobre todo, una obra sobre la infancia y la adolescencia, sobre las relaciones familiares e, incluso, sobre el feminismo.

Para hacernos una idea de cómo era la vida en lo que los portugueses llamaban la Perla del Índico, la Ciudad de las Acacias, os dejo este vídeo. Otro día seguiremos hablando sobre más novelas lusas ambientadas en la época.