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domingo, 14 de octubre de 2012

Últimas compras en la Feria

Esta noche, a última hora, los libreros empaquetarán y mañana una cuadrilla de operarios andará desmontando las casetas.

Así acabarán dos semanas largas de búsqueda de chollos, en forma de precios asequibles y ediciones descatalogadas, que ayudan a montarte en casa una biblioteca de lo más apañada.

A las compras de la semana pasada, uno ya, pues, las de la que está terminando.

  1. Desgracia, del premio Nobel sudafricano J.M. Coetzee.
  2. Preciso como un reloj, novela sobre la trata de mujeres en Ciudad del Cabo, de la sudafricana Margie Orford, discípula del anterior.
  3. Dos clásicos de Joseph Conrad, prologados por Jorge Luis Borges, En el corazón de las tinieblas y La soga al cuello.
  4. El décimo hombre y El cónsul honorario, del maestro Graham Greene.
  5. Un imprescindible que me faltaba, Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez.
  6. Un mes con Montalbano, una colección de relatos protagonizada por nuestro comisario italiano favorito, de Andrea Camilleri.
  7. Volverás a Región, la primera novela de Juan Benet.
  8. Las tinieblas de tu memoria negra, del ecuatoguineano Donato Ndongo (tengo que preguntarle a Eduardo Laporte si llegó a entrevistarle).
  9. El Aleph, colección de relatos de un tal Jorge Luis Borges.
  10. El día del Escorpión, segunda parte de El Cuarteto del Raj, que Paul Scott inició con La Joya de la Corona, imprescindible para los apasionados de la India colonial.
  11. No podía faltar algo de John Le Carré, El espía que surgió del frío.
  12. El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina.
  13. Para ir completando mi biblioteca de literatura navarra, La gran ilusión, con la que Miguel Sánchez-Ostiz ganó el Herralde de 1989
  14. Como nunca había leído nada de Truman Capote, me autobautizo a lo grande, con A sangre fría.
  15. Y para terminar, novela negra con denonimación de origen, catalana, con Códex 10 de Eduard Pascal; turca, con Un cadáver junto al Bósforo, de Celil Oker; y escocesa, con Campo de sangre, de Denise Mina.
Un año más, muchas gracias a todos los libreros y libreras, que se han pegado tantas horas en la Plaza del Castillo, por darme la oportunidad de conocer todos estos libros y llenar mis estanterías de sueños e imaginación.
 

martes, 25 de octubre de 2011

Boom de la narrativa navarra

Dicen Eduardo Laporte y Patxi Irurzun, medio en serio medio en coña, que son la locomotora de la narrativa navarra. Y yo creo que es verdad. Con pocos días de diferencia sacaron a la calle sus libros, Luz de noviembre, por la tarde y Dios nunca reza.

Me han encantado los dos y se están hartando de cosechar buenas críticas, espero que cosechen euros también. Los dos son majos, irónicos y divertidos. Me gustaría cocerme un día con ellos, que siempre que coincidimos solo hemos disfrutado de pedus interruptus.

Son locomotora pero no son los únicos. Ahí está Carlos Aurensanz, un Ken Follett ribero que vendió 20.000 (¡20.000, qué cabrón!) ejemplares de su primera entrega sobre los Banu Qasi y anda de gira presentando la segunda.

Qué decir de Ismael Martínez Biurrun, ganador por dos veces del Celsius a la mejor novela de fantasía, terror o ciencia ficción escrita en castellano (ahí es nada) y que acaba de publicar El escondite de Grisha. Y también como bestseller destaca Julia Montejo con su Violetas para Olivia.

En un peldaño superior tenemos a los consagrados, Sánchez-Ostiz, Chivite, Gracia Arméndariz. En cierto modo ellos desbrozaron la senda y llevan ventaja, más que merecida por otra parte.

Y ya andan avisando las nuevas generaciones, las literarias, las otras no sé, con los recientemente premiados Margarita Leoz y Pablo Laporte, Laporte II para los pelotazales.

Si crudo lo tienen en cuanto a promoción la mayoría de estos autores castellano- escribientes, peor aún lo tienen los euskaldunes, con Aingeru Epaltza a la cabeza y los escritores de novela negra, nobela beltza esango genuke, Alberto Ladron Arana, con su reciente Zer barkaturik ez así como Jon Arretxe, autor de Tangerko ametsak. Jon es un vizcaino que vive en Arbizu y ya sabemos que los de Arbizu nacen donde les da la gana.

En fin, da pena que de todos estos autores y libros la mayoría de la población navarra no tenga noticia. Sabemos más de Belén Esteban, de Mendilibar o de Stieg Larsson que de ellos o ellas.

No sé quién tiene la culpa.

Yo, por si acaso, igual me quedo a vivir en Zimbabwe.