martes, 18 de noviembre de 2014

Mientras duermen los murciélagos, de Emilio Aragón Bermúdez

El aniversario de la muerte de Miliki puede ser, sin duda, una buena ocasión para recordar la faceta artística menos conocida de este payaso que tantas sonrisas y carcajadas nos regaló en nuestra infancia.

Porque Emilio Aragón Bermúdez fue, también, novelista.

Estos días he estado leyendo Mientras duermen los murciélagos, su última novela, en la que describe las peripecias de un grupo de veteranos artistas circenses que quieren huir del Berlín bombardeado por rusos, americanos y británicos en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial.

Con una amplia galería de personajes, de la que se desprende el profundo conocimiento y amor del autor por el circo, construye una historia tierna y al mismo tiempo dramática en la predomina, sobre todo, la calidad y agilidad de sus diálogos.

Así pues, como digo, hoy es un estupendo día para recordar a este hombre bueno.

Por cierto, con Miliki es inevitable emocionarse, como en su día lo hizo Cristina Villanueva, al repasar su vida y su inconfundible voz

 

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