lunes, 5 de noviembre de 2012

El gafe del Himno a la Alegría

El 11 de noviembre se cumplen cuarenta y siete años de la proclamación unilateral de independencia por parte de los habitantes blancos de la colonia británica de Rhodesia del Sur.

Este era su himno nacional, Rise O Voices of Rhodesia, tomado de la Novena Sinfonía de Beethoven, que Miguel Ríos popularizara como Himno a la Alegría y que hoy es, curiosamente, el himno de otro proyecto político fallido, la Unión Europea.


A mí, al menos, me sirvió para crear una de las mejores novelas de espionaje en español de los últimos tiempos, Beautiful Rhodesia, ganadora del López Torrijos 2011.

Todo un etnothriller.

martes, 30 de octubre de 2012

Baden-Powell, los boy scouts y Zimbabwe

En estos días en los que los boy-scouts andan de actualidad, de actualidad ajena a su intención y, sobre todo, ajena a las víctimas del tema que se denuncia, me vienen a la memoria detalles de la biografía de Robert Baden-Powell, fundador del Movimiento Scout.

A finales del siglo XIX, y de la mano de Cecil Rhodes, participó en la represión de los ndebele, en la llamada por los británicos Rebelión Matabele. Fueron años convulsos en el sur de África, con acontecimientos tan conocidos como las guerras contra los zulús (inolvidables aquellas pelis de Michael Caine, Zulú, y su secuela Amanecer Zulú, con Burt Lancaster y Peter O'Toole), que supusieron la consolidación del dominio británico en la región.

Baden-Powell participó en el sitio de Bulawayo, cuando al más puro estilo far west, las caravanas de colonos fueron acosadas por las tribus ndebele, que defendían sus tierras ante el imperialismo europeo. Aquella victoria militar permitió la fundación de la colonia de Rhodesia, en homenaje a ese personaje tan apasionante como siniestro, Cecil Rhodes. También contribuyó Baden-Powell a la derrota de los boers sudafricanos en otro asedio, el de la localidad de Mafeking

En contra de lo que afirma la novela Beautiful Rhodesia, los restos mortales del fundador de los boy-scouts descansan en la localidad keniata de Nyeri, donde falleció en 1941. Junto a él, fue enterrada, en 1977, su esposa Olave.

Sí es cierto, en cambio, que la tumba de Cecil Rhodes se encuentra en la región de Matobo, al sur de Bulawayo, en el actual Zimbabwe.

Tumba de Cecil Rhodes


 

jueves, 25 de octubre de 2012

Donato Ndongo-Bidyogo, escritor ecuatoguineano

Hasta 1968, Guinea Ecuatorial estaba dividida en dos provincias españolas, Fernando Poo y Río Muni. El 12 de octubre de ese año, Manuel Fraga Iribarne se desplazó hasta el territorio para proclamar la independencia de la hasta entonces conocida como Guinea Española.

Desde ese momento, poca, muy poca literatura ecuatoguineana ha llegado hasta la Península.

Uno de sus máximos exponentes, absolutamente desconocido para el público español, es Donato Ndongo-Bidyogo, escritor y político opositor al régimen del dictador Teodoro Obiang.

En 1987, su novela Las tinieblas de tu memoria negra alcanzó la categoría de finalista del Premio Sésamo de Novela Corta, hoy desaparecido, y que cuenta en su nómina de ganadores con autores como Soledad Puértolas, Juan José Millás o Eduardo Mendicutti.

En esta novela, en la que Donato Ndongo demuestra un dominio del lenguaje que para sí quisieran (quisiéramos) muchos de los autores españoles de éxito, se desgranan las vivencias de un niño guineano a caballo entre dos culturas, la de su tribu de origen, y la que recibe de sus maestros españoles, en una época en la que Cristo, Franco y José Antonio ocupaban el lugar preferente en las aulas, ya fuera en la Península, ya fuera en el corazón de la Guinea continental.

Sevilla de Niefang, localidad natal de Ndongo, en la época colonial (imagen tomada de Crónicas de la Guinea Ecuatorial). Llaman la atención las guineanas vestidas de sevillana.

Este tema, el de la aculturación del nativo o, mejor dicho, el de la mezcla de su cultura vernácula con la del colonizador, es recurrente en la literatura africana y, por extensión, en la literatura de temática colonial (inolvidable el personaje angloindio Ari Kumar de La joya de la Corona de Paul Scott).

Las tinieblas de tu memoria negra es, también, una novela de iniciación, en la que Ndongo maneja magistralmente estilos literarios diferentes para contraponer aspectos de la cultura africana y europea. Y constituye un testimonio valiosísimo de aquella época del afrofranquismo o del falangismo tropical, tan desconocido por estos lares.

Como el propio Ndongo confesaba a Eduardo Laporte en una entrevista, es una lástima el desinterés europeo por la literatura africana. En su caso, nos encontramos ante una novela excelente, no solo por el valor que tiene de testimonio de una época, sino sobre todo porque muestra una forma muy particular de hacer novela en español, a la altura de los mejores autores peninsulares y latinoamericanos, pero que, por desgracia, es olímpicamente ignorada en España.

 
Una pena, una verdadera pena, que el gran público no disfrute de estas novelas de sabor tropical genuino, con ese español africano, que enriquece el lenguaje con términos que no solo hacen referencia a fauna y flora autóctona, sino que nos descubre curiosidades como la de denominar aguagua a los autobuses públicos, herencia sin duda de los colonos de origen canario, así como otros vocablos importados del inglés criollo, ese pidgin que hablaban los braceros nigerianos contratados para la explotación de las plantaciones de cacao y café en la época colonial.

 

lunes, 22 de octubre de 2012

Un año y un día

Se cumple hoy un año de la puesta en marcha de este blog. Un blog parido para dar a conocer mi obra, pero también para hablar de literatura navarra, de novela negra, de etnothrillers y de historias relacionadas con ese continente que tenemos ahí abajo, África.

14.000 visitas se han asomado a la Estafeta en estos doce meses, siendo lo más visto la bofetada que se pegó una australiana saltando sobre el Zambeze y un artículo sobre La intérprete, esa película que arranca en la plaza de toros de Maputo, la antigua Lourenço Marques, capital de Mozambique. También han recibido muchas visitas el artículo que describe la maldición que aqueja a la embajada española en Zimbabwe, de protagonismo esencial en mi novela, la entrevista radiofónica que me hicieron en Almansa Uno cuando me dieron el Premio López Torrijos por Beautiful Rhodesia y los relacionados con otros autores navarros, como Patxi Irurzun, Ignacio Lloret y Eduardo Laporte.

La mayor parte de visitantes proceden, lógicamente, de países de lengua española, pero también se han asomado por aquí gentes de Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, Reino Unido y una docena de valientes del sur de África.

Como podréis imaginar, quedo la mar de contento con el balance de este primer añito.

Veremos cómo se da el segundo que, confiemos, mostrará como imagen de entrada la cubierta de una nueva novela.

Esperemos.

Mientras tanto, aquí seguiré, asomado a la Estafeta.

 

martes, 16 de octubre de 2012

Novela negra sudafricana (III)

Hasta 1916, Namibia fue conocida como el África Sudoccidental Alemana. Ese año, en el curso de la Primera Guerra Mundial, las tropas del general sudafricano Jan Smuts ocuparon el territorio. La Sociedad de Naciones y, posteriormente, la ONU, confirmaron el mandato sudafricano sobre la antigua colonia alemana.

En los años 60, las Naciones Unidas ordenaron al gobierno de Pretoria la descolonización de Namibia, orden que Sudáfrica desoyó, anexionándose el país, hasta que, en 1990, y ya en los albores de la caída del apartheid, se proclamó la independencia.

Fue en esa Namibia ocupada en la que la londinense Margie Orford fue criada. Activista antiapartheid, fue perseguida por el régimen segregacionista sudafricano. Parte de sus actuaciones se centraron en la denuncia de la explotación sexual de mujeres en el sur de África, eje central de la novela Preciso como un reloj, publicada en España en 2009 por Roca Editorial.

Muchas veces vemos la novela negra como divertimento, como ejercicio mental en el que resolver un misterio y disfrutar de personajes socarrones y cínicos y de una literatura mejor o peor elaborada.

Ese tópico se desmonta en esta novela, desasosegante y dramática, que describe crudamente las redes de prostitución y pornografía infantil de la Sudáfrica post-apartheid. Superadas tantas décadas de racismo institucionalizado, el país se ha convertido en una nación multirracial y democrática, pero acosada también por las desigualdades socioeconómicas y la corrupción.

Llama la atención cómo la autora elude etiquetar a sus personajes en función del color de su piel, pero también critica veladamente el distinto modo en el que se dedican recursos a la investigación de una serie de asesinatos cuando las víctimas son adolescentes de apellidos europeos.

Preciso como un reloj es un espejo de esa Ciudad del Cabo actual, cosmopolita, imán para la inmigración del resto de África. Esta nueva Sudáfrica multiétnica queda reflejada en las complejas relaciones que se establecen entre un inspector de origen indomusulmán, Riedwaan Faizal, y Clare Hart, periodista y asesora de la policía, de raza blanca.

Margie Orford se constituye, pues, en un referente ineludible de esa emergente literatura negra sudafricana, junto a nombres consagrados comos los de Deon Meyer y James McClure, al que homenajea apellidando Swanepoel a una de las víctimas, igual que el niño chivato y aficionado a la investigación policial de El leopardo de la medianoche.

Margie, fotografiada por Brooke Fasani
 

domingo, 14 de octubre de 2012

Últimas compras en la Feria

Esta noche, a última hora, los libreros empaquetarán y mañana una cuadrilla de operarios andará desmontando las casetas.

Así acabarán dos semanas largas de búsqueda de chollos, en forma de precios asequibles y ediciones descatalogadas, que ayudan a montarte en casa una biblioteca de lo más apañada.

A las compras de la semana pasada, uno ya, pues, las de la que está terminando.

  1. Desgracia, del premio Nobel sudafricano J.M. Coetzee.
  2. Preciso como un reloj, novela sobre la trata de mujeres en Ciudad del Cabo, de la sudafricana Margie Orford, discípula del anterior.
  3. Dos clásicos de Joseph Conrad, prologados por Jorge Luis Borges, En el corazón de las tinieblas y La soga al cuello.
  4. El décimo hombre y El cónsul honorario, del maestro Graham Greene.
  5. Un imprescindible que me faltaba, Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez.
  6. Un mes con Montalbano, una colección de relatos protagonizada por nuestro comisario italiano favorito, de Andrea Camilleri.
  7. Volverás a Región, la primera novela de Juan Benet.
  8. Las tinieblas de tu memoria negra, del ecuatoguineano Donato Ndongo (tengo que preguntarle a Eduardo Laporte si llegó a entrevistarle).
  9. El Aleph, colección de relatos de un tal Jorge Luis Borges.
  10. El día del Escorpión, segunda parte de El Cuarteto del Raj, que Paul Scott inició con La Joya de la Corona, imprescindible para los apasionados de la India colonial.
  11. No podía faltar algo de John Le Carré, El espía que surgió del frío.
  12. El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina.
  13. Para ir completando mi biblioteca de literatura navarra, La gran ilusión, con la que Miguel Sánchez-Ostiz ganó el Herralde de 1989
  14. Como nunca había leído nada de Truman Capote, me autobautizo a lo grande, con A sangre fría.
  15. Y para terminar, novela negra con denonimación de origen, catalana, con Códex 10 de Eduard Pascal; turca, con Un cadáver junto al Bósforo, de Celil Oker; y escocesa, con Campo de sangre, de Denise Mina.
Un año más, muchas gracias a todos los libreros y libreras, que se han pegado tantas horas en la Plaza del Castillo, por darme la oportunidad de conocer todos estos libros y llenar mis estanterías de sueños e imaginación.
 

lunes, 8 de octubre de 2012

Iñaki Otazu, un hombre afortunado

Hace unos meses, un amigo común me regaló la última novela, dedicada, de Iñaki Otazu Elcano. Se trata de Tribulaciones de un hombre afortunado.

No desvelo ningún secreto si digo que me gusta estar al tanto de las novedades que nos brinda la narrativa navarra, y esta no ha sido excepción.

El punto de partida de la novela es relativamente sencillo. Luis Alberdi, redactor de esquelas del Diario de Navarra, resulta agraciado con el gordo de la Primitiva. A partir de ahí, su vida cambiará.

Iñaki relata varios meses en la vida de este tío tan gris con agilidad, con un ritmo muy vivo, mezclando hábilmente voces y estilos, en los que podemos apreciar influencias del Mendoza más bufo en algunos rasgos de su protagonista, para llevarnos a un patético y dramático descenso a los infiernos.

Todo ello muy bien hilvanado, con aires que bordean el thriller, y con pinceladas locales de esta Pamplona nuestra, tan particular, describiendo algunos resortes de sus poderes, desde el omnipresente Diario de Navarra hasta los chanchullos financieros de algunas entidades bancarias o de conocidos despachos de abogados, pasando por manías tan hiperlocales como la que solemos tener al servicio de taxis de esta ciudad o ese contrapoder navarro latente encarnado en Mikel Urmeneta y Kukuxumusu.

Es, también, una novela muy original que sabe combinar la comedia, el amor, la crisis existencial, el alcoholismo, la risa, las relaciones personales y el fracaso gracias a una curiosa mezcla de géneros.
 
Y te acaba dejando con la sensación de que no se es más afortunado por contar con unos cuantos millones de euros en el banco.
 
Aunque esto último yo no lo tenga tan claro.

Iñaki, en una foto tomada de eitb.com

domingo, 7 de octubre de 2012

Primer balance de la Feria

Cuando la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Pamplona supera su ecuador, llega el momento de hacer un primer balance.

De hacer un primer balance de mis inversiones, que ya me he dejado unos euros.
  1. Un clásico de Frederick Forsyth, Odessa, con sus cazanazis de los años 60.
  2. El fantasma de Anil, de Michael Ondaatje, este escritor de ancestros holandeses, nacido en Sri Lanka y que vive en Canadá, que maravilló con El paciente inglés. También me maravilló Kristin Scott Thomas en su versión cinematográfica.
  3. De todo corazón, de Andreu Martín, que se llevó un Premio Alfons el Magnànim en Valencia.
  4. Viene el lobo, de mi adorado autor zambiano, de cuando Zambia era Rhodesia del Norte, Wilbur Smith, ambientada en la invasión de Abisinia (Etiopía) por las tropas italianas de Mussolini en 1935.
  5. La clave Pinner, de Andrés Pérez Domínguez, el gran maestro sevillano de intrigas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial.
  6. No puede faltar Alexander McCall Smith, otro autor rhodesiano, del sur, de la actual Zimbabwe, con la novela Alegres y en compañía, de su saga sobre la primera agencia de mujeres detectives de Botswana.
  7. Francisco García Pavón, uno de los maestros de la novela policíaca española, con Las hermanas coloradas.
  8. Imprescindible Los mares del Sur, de Manuel Vázquez Montalbán.
  9. Retornamos como sombras, de Paco Ignacio Taibo II, que revolucionó la novela negra en castellano.
  10. Dicen que Michael Connelly es el number one actual de lo negro-policial, así que, para probar, me he hecho con El veredicto.
  11. El alquimista impaciente, de Lorenzo Silva, al que ya tenía ganas.
En fin, que ya tengo libros para el otoño.

Y para que se me hundan las estanterías, como dice mi padre.

La semana que viene, más.
 

viernes, 5 de octubre de 2012

Novedades en Editorial Ledoria

Hace unos días recibí una nota de Ledoria, mi editorial, en la que informaban de la apertura de sus nuevas instalaciones, con librería propia, en la calle del Ángel, 8, en Toledo.
 
Sin duda, es una muestra más de la pujanza de esta editorial, de la cual me alegro un huevo.
 
Enhorabuena, pues, por sus novedades empresariales.
 
Y en lo tocante a las novedades literarias, afrontan el otoño con unas cuantas.
 
Recién salida de imprenta tenemos Al otro lado, un thriller esotérico de esos a los que nos acostumbra Paco Gómez Escribano. Según nos cuenta la sinopsis, Carmen, una joven periodista, decide escribir una novela sobre los campos de prisioneros franceses en el periodo posterior a la Guerra Civil, ya que su abuelo murió en el de Vernet. Para ello, concierta una cita con un misterioso anciano que asegura haber estado prisionero en el campo y que dice haber conocido a su abuelo.


Hace ya unas semanas, salió a la venta La caja de música y el filólogo asesinado, novela finalista del López Torrijos 2011, sí, la edición que ganamos Beautiful Rhodesia y yo. En esta novela, su autor, José J. Muñoz, entremezcla dos historias: la de una antigua prostituta que emigra a España desde la República Dominicana, y las averiguaciones que hace su agente literario acerca de un asesinato y otros sucesos extraños que se producen desde que llega a su poder el manuscrito.


 
En El balaje del Rey Salomón, de Lázaro Rodríguez Díaz-Delgado, su protagonista, Juan Centeno, un investigador privado que vive en un pueblo de la provincia de Toledo, Ocaña, recibe la llamada de una joven, María Blasco, rogándole que viaje a Santo Domingo de la Calzada para investigar la desaparición de su jefe, Lorenzo López de Haro, un historiador especializado en la Baja Edad Media.


Son solo tres muestras, tres, de las novelas que nos ofrece Ledoria para esta temporada, tres novelas con aire de thriller entre lo histórico y lo viajero.

Pero hay más.

Y ya tengo ganas de hincarles el diente. 

viernes, 28 de septiembre de 2012

Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Pamplona

Ver cómo una cuadrilla de operarios se afana en la Plaza del Castillo en la instalación de las casetas de la Feria del Libro Antiguo me pone. Me pone tanto como a otras personas les excita la víspera de atacar las rebajas.

Porque esos días en los que las casetas rodean el kiosko de nuestra plaza son una ocasión para mi placer. Para un placer solitario, casi masturbatorio, de tardes a primera hora, cuando hay poca gente y puedes pasar una horita manoseando libros mil veces manoseados. Y gastarte en unos pocos días un buen puñado de euros en libros más o menos nuevos, en esos libros descatalogados, que has buscado muchas veces y que nunca has encontrado y que, de repente, se aparecen ante ti, como si te hubieran estado esperando toda la vida. Y a precio de saldo, oigan.

Así que, cada tarde de estos finales de septiembre y comienzos de octubre, es muy posible que me veáis llegar a casa con una bolsica con dos o tres libros, que tal vez nunca llegue a leer, pero que serán míos.

Míos.

Para siempre.