Esta semana, mientras se encontraba de vacaciones en Namibia, ha fallecido la embajadora española en Zimbabwe, Pilar Fuertes, en accidente de tráfico.
El hecho de que esta muerte haya recordado a alguno de mis lectores, en cierto modo, a la que se relata en mi novela Beautiful Rhodesia, me ha llevado a rememorar el asesinato de José Luis Blanco Briones, embajador español en Harare, en 1985.
Tras muchos años de ausencia de relaciones diplomáticas con la Rhodesia segregacionista de Ian Smith, España abrió embajada en la joven república de Zimbabwe cuando la mayoría negra alcanzó el poder.
El 21 de julio de 1985, el cuerpo del embajador fue hallado en el interior de su coche, cuya matrícula diplomática había sido ocultada bajo una plaza turística alemana. El cadáver, semidesnudo, presentaba golpes en el rostro y resto del cuerpo, causados con sus propios palos de golf.
Aquella noche, Blanco Briones había cenado con dos ingenieros españoles de CASA, la empresa aeronáutica española, que negociaban la venta de varios Aviocar que sustituyeran a los viejos Dakota empleados por el ejército rhodesiano en la guerra que sufrió Zimbabwe durante la década de los 70. Ambos ingenieros fueron retenidos por la policía zimbabwa durante varios días. El hecho de se encontrara en el interior de su automóvil un Cartier, regalo de su esposa, hizo que las autoridades locales descartaran el robo como el móvil de un crimen tan turbio (se llegó a investigar, incluso, en los ambientes homosexuales de Harare) que, como la teniente coronel Barranco expusiera a nuestro viejo conocido Miguel Arnaiz, nunca se aclaró.
Ese asesinato y el accidente de Pilar Fuertes, del que no se han facilitado detalles, recalcan el carácter profético y macabro de las palabras de nuestro espía favorito cuando, en respuesta a su jefa, le suelta aquello de seguro que en Exteriores sospechan de un grupo de ciudadanos de Zimbabwe que se reúnen para matar, cada cierto tiempo, al embajador español o a su hija, no te jode.
Listo, este Arnaiz.
El hecho de que esta muerte haya recordado a alguno de mis lectores, en cierto modo, a la que se relata en mi novela Beautiful Rhodesia, me ha llevado a rememorar el asesinato de José Luis Blanco Briones, embajador español en Harare, en 1985.
Tras muchos años de ausencia de relaciones diplomáticas con la Rhodesia segregacionista de Ian Smith, España abrió embajada en la joven república de Zimbabwe cuando la mayoría negra alcanzó el poder.
El 21 de julio de 1985, el cuerpo del embajador fue hallado en el interior de su coche, cuya matrícula diplomática había sido ocultada bajo una plaza turística alemana. El cadáver, semidesnudo, presentaba golpes en el rostro y resto del cuerpo, causados con sus propios palos de golf.
Blanco Briones |
Ese asesinato y el accidente de Pilar Fuertes, del que no se han facilitado detalles, recalcan el carácter profético y macabro de las palabras de nuestro espía favorito cuando, en respuesta a su jefa, le suelta aquello de seguro que en Exteriores sospechan de un grupo de ciudadanos de Zimbabwe que se reúnen para matar, cada cierto tiempo, al embajador español o a su hija, no te jode.
Listo, este Arnaiz.