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lunes, 19 de marzo de 2012

Los Acuerdos de Evian

Oigo en la radio que a primera hora de esta mañana se ha producido un tiroteo a la entrada de un colegio judío en Toulouse. Han muerto tres alumnos y un profesor de hebreo. Al parecer, el calibre del arma empleada coincide con el usado en el asesinato de tres militares franceses la semana pasada.

Ante noticias así, no puedo evitar ponerme el traje de conspiranoico y relacionar estos crímenes con una posible resurrección de la OAS, justo cuando ayer se cumplieron cincuenta años de los Acuerdos de Evian. En esta localidad francesa se reunieron, durante semanas, representantes del gobierno francés y del Frente de Liberación Nacional, para tratar el alto el fuego y los términos bajo los cuales debía celebrarse el referéndum para la autodeterminación de Argelia.

Argelinos festejan la firma de los Acuerdos de Evian

Estos acuerdos supusieron, pues, el final a ocho años de guerra. Desde 1830, Argelia había sido parte integrante del estado francés y su territorio dividido en departamentos, con la misma entidad jurídica que los metropolitanos. Sus vecinos Marruecos y Túnez ostentaban un estatus diferente, el de protectorados.

En 1954, la población de Argelia estaba dividida entre el millón de habitantes de origen europeo, los pied noirs, de nacionalidad francesa y con íntegros derechos civiles y políticos, y los ocho millones de habitantes de religión musulmana, conocidos como indigènes, a los que se negaban dichos derechos. En esta situación de discriminación se pueden hallar las bases del nacionalismo argelino, que surge durante la Segunda Guerra Mundial y alcanza su cénit con el nacimiento del FLN y su apuesta por la lucha armada a partir de 1954.

La guerra de Argelia costó la vida de aproximadamente 500.000 musulmanes y 30.000 franceses; en ambos casos, la mayor parte de las víctimas fueron civiles.

Ben Bella, primer presidente de Argelia
Los puntos principales de los Acuerdos de Evian establecían el alto el fuego a partir del 19 de marzo de 1962, la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Argelia y, en el caso de que ésta fuera aprobada, la retirada progresiva del ejército francés y garantías para la población de origen europeo (franceses, españoles, italianos y judíos, principalmente).

El alto el fuego fue quebrado de forma prácticamente inmediata por la OAS, la Organisation de l'Armée Secrete, opuesta a la independencia, con atentados en Argelia y Francia, y el FLN, que siguió hostigando a los colonos europeos.

La independencia fue proclamada el 5 de julio de 1962 y los pieds noirs abandonaron en masa la Argelia que les había acogido durante generaciones. El siguiente vídeo recoge algunas imágenes de aquel éxodo precipitado.



La OAS juró venganza y llegó a atentar en repetidas veces, sin éxito, contra la vida de Charles De Gaulle, como reflejó magistralmente Frederick Forsyth en su Chacal.

Los acontecimientos de estos días en Toulouse y Montauban me llevan a pensar en un macabro resurgir de la OAS, aprovechando este cincuentenario y la proximidad de las elecciones presidenciales francesas, en las que, una vez más, la familia Le Pen se envuelve en la bandera y los recuerdos de los viejos pieds noirs.

lunes, 24 de octubre de 2011

La masacre de París

Estos días se cumplen cincuenta años de lo que franceses y argelinos conocen como la masacre del 17 de octubre o masacre de París.

En aquel otoño de 1961 en Argelia se estaban librando los últimos pero al mismo tiempo más feroces combates de su guerra de independencia, guerra que concluiría en marzo del 62 para desembocar en la separación de Francia en julio de ese mismo año.

Esa situación de pseudo guerra civil que se vivía en Argelia se había trasladado en cierto modo a la metrópoli, donde la OAS, grupo terrorista de ultraderecha, opuesto a la independencia de los departamentos del otro lado del Mediterráneo, sembraba el país de bombas, día sí y día también, lo que provocaba las protestas de la población musulmana de la capital francesa.





El 17 de octubre de 1961 una manifestación convocada contra el toque de queda impuesto a los argelinos de París fue reprimida salvajemente. Hay cálculos que hablan de doscientos muertos, los gendarmes asesinaban impunemente por las calles y arrojaban los cadáveres al Sena. Cientos de familias fueron internadas en estadios deportivos, convertidos en campos de concentración y, finalmente, deportadas a Argelia.

Hasta la década de los 90, el estado francés no reconoció aquellos crímenes.

Solo hace cincuenta años.