martes, 15 de octubre de 2013

Cuarenta días de mayo, de Mikel Alvira

Mikel Alvira es uno de nuestros autores más prolíficos y de mayor éxito, como lo demuestra su activa legión de fans, que lo adora. Vamos, que es el Justin Bieber de la narrativa navarra, vasca o como quieras llamarla.

Polifacético, con una capacidad de comunicación desmesurada, escribe de perlas, por cierto.

Hace tres años sacó a la calle Cuarenta días de mayo. En esta novela, muy bien ambientada en la Pamplona de mediados de los años 50, narra el complot de un grupo de comunistas que quieren atentar contra Franco en una de sus visitas a nuestra ciudad.

Además de cumplir de forma soberbia con los cánones del género de espías trama adictiva, ritmo in crescendo y personajes atractivos, Alvira construye lo que podríamos denominar una novela de frontera, la física, la de la muga que nos une a Iparralde y que se convierte en una protagonista más, y la de los sentimientos, la de los personajes que nadan en la clandestinidad y la de los que no saben cruzar la barrera del amor.

Porque, como casi siempre en su obra, esta es sobre todo una novela de personajes, en la que, a mi juicio, destacan dos, el comisario Serrano, Serranito, y su novia Consuelo.

Y como, decíamos, Mikel Alvira es hombre polifacético, Cuarenta días de mayo es también un vino y un cortometraje.

Ahora anda promocionando En la tierra de los nombres propios.

Ahí es nada.

Los dos jóvenes autores en la Feria del Libro 2013 (foto Librería Nerea).

 

domingo, 13 de octubre de 2013

Correr a ciegas, de Javier Díez Carmona

Pocas veces me pongo con tantas ganas a comentar una novela. Me gustan muchas, claro, y lo suelo contar. Sin embargo, las joyas son escasas aunque, de vez en cuando, aparecen.

Correr a ciegas descansaba sobre la chimenea desde hace unos meses, esperando su turno, que por fin le ha llegado, y me ha pasado por encima.

Una novela que arranca citando a Antonio Flores y a Barricada promete.

Una novela que urde una trama apasionante, que te lleva de Bilbao a la Nicaragua sandinista y postsandinista, del Arenal a Managua, de la Ría a los lagos y volcanes nicaragüenses y la Cruzada Nacional de Alfabetización, promete.

Una novela que bucea en el alma de un abertzale, que en cierto modo coquetea con ETA y al mismo tiempo reniega de ella, promete.

Una novela con personajes contradictorios, difíciles, aquejados por complejos de culpa, por la miseria, por el desamor o por la heroína, promete.

Pero una novela que es, en cada página, una lección de literatura, no es una novela, no, es un novelón.

Con Javier Díez Carmona me he cruzado en algún que otro certamen de narrativa que, obviamente, siempre se ha llevado él. Intuía las razones leyendo los relatos que cuelga en su web. Pero este thriller apabullante me ha dejado indefenso, con la sensación de que me queda mucho por aprender.

Creo que pronto publicará otra.

En ascuas me tiene.

 

lunes, 7 de octubre de 2013

Balance de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión 2013

Vuelven los libros a las cajas de cartón, esperando a otra feria, aunque muchos ahora estén repartidos en las estanterías de tantos hogares.

Como siempre, han sido días de placer buscando y rebuscando esas novelas que siempre he querido tener.

Aquí va la lista de adquisiciones de este año, novela negra, navarra, ambientada en África, en Rusia o en la India británica. Ahora solo nos queda esperar a que llueva para disfrutarlos en mi sofá.

  • Las huellas erradas, de Eduardo Iriarte.
  • Cosecha roja, de Dashiell Hammett.
  • Violetas para Olivia, de Julia Montejo.
  • Canta la hierba, de Doris Lessing.
  • Sólo una muerte en Lisboa, de Robert Wilson.
  • La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz.
  • Reparto de despojos, de Paul Scott.
  • La casa Rusia, de John le Carré.
  • La justicia de los errantes, de Jorge Díaz.
  • La canción de Mbama, de Javier Reverte.


Os dejo con un fragmento de la gran serie británica La Joya de la Corona, basada en la tetralogía de Paul Scott El cuarteto del Raj, y que se cierra con ese Reparto de despojos que ya me está esperando.

 
 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Volvemos a la senda del triunfo

Ayer se hizo oficial. Tras un par de años de menciones, accésits y puestos de finalista, he vuelto a ganar un concurso. Ha sido en Guadix, en Granada.

Para quienes disfrutamos alimentando el ego, recibir una noticia de este pelo nos hace sacar pecho, pues han concurrido más de cien relatos, procedentes de todos los países de habla hispana.

El jurado de la primera edición del Certamen Internacional Reino de Tartessos ha tenido la osadía, pese al riesgo que ello supone, de premiar mi relato Ese condenado hombre del tiempo.

En esta historia, que tanto debe a lo que yo llamo ruralismo mágico, todo un pueblo se agolpa ante el televisor para conocer, en blanco y negro, el pronóstico meteorológico en vísperas de vendimia. De este modo se establece una pugna, a través de los años, entre agricultores y ese condenado hombre del tiempo, que siempre, creen, les arruina los viñedos.

Padaya editará un libro con este relato y el resto de finalistas.

Aquí podéis conocer el contenido del fallo del concurso.

Solo me queda darle las gracias al jurado y animar a la organización para que esta sea la primera de muchas ediciones de este certamen literario.

Gracias, pues, de nuevo.

A todos.

A todas.

 

domingo, 22 de septiembre de 2013

Feria del Libro Antiguo y de Ocasión 2013

Ya tenemos instalada en la plaza del Castillo de Pamplona esa reunión de chollos y joyas en forma de libros. El sol acompaña (que dure) y da gusto ver los puestos repletos de público; ¿quién dice que el libro ha muerto cuando hay tanta gente dispuesta a darle segundas y terceras oportunidades?

La tendremos abierta hasta el 6 de octubre, todos los días, de 11 a 2 por las mañanas y de 5 a 9 por las tardes.

Ya he hecho mis primeras incursiones y me esperan en casa una Nobel de Literatura, Doris Lessing, un clásico de la novela negra, Dashiell Hammett y dos ejemplos de narrativa navarra contemporánea, Eduardo Iriarte y Julia Montejo.

Son estos, pues, días de búsqueda, de salivar y de hacerle estropicios al bolsillo.

Pero qué gusto.

Y, además, este año estrenan espacio en la web.

 

martes, 17 de septiembre de 2013

Finalistas y finalista

Hace unos días se dio a conocer la lista de finalistas del Premio Setenil al mejor libro de relatos editado en el último año.

Produce mucha alegría encontrarte entre ellos a autores a los que admiras, como Montero Glez, a los que te ganan un premio tras otro, como Miguel Sánchez Robles, o, simplemente, a los que escriben como los ángeles, como Patxi Irurzun.

Desde luego, a ver si hay suerte y gana Patxi; así, de paso, igual hasta me invita a una caña.

Estos son los diez títulos seleccionados:

La tristeza de las tiendas de pelucas, de Patxi Irurzun (Pamiela)
Aquí yacen dragones, de Fernando León de Aranoa (Seix-Barral)
Lazos de sangre, de Lola López Mondéjar (Páginas de Espuma)
Interior azul, de Anna R. Ximenos (Fondo de Cultura Económica)
Las batallas silenciosas, de Juana Cortés Amunarriz (Baile del Sol)
Vae victis, de Luis del Romero Sánchez-Cutillas (Tantin)
Vigilias efímeras, de Sergio Coello (Atlantis)
La piel de los extraños, de Ignacio Ferrando (Menoscuarto)
La soledad de los gregarios, de Miguel Sánchez Robles (Diputación de Cáceres)
Polvo en los labios, de Montero Glez (Lengua de Trapo).

Por otra parte, también se ha fallado un concurso novedoso, el Sucedió en la Feria, dedicado a las fiestas de Albacete que hoy terminan y en la que he resultado finalista, condición que he compartido con otro señor cuya obra admiro, Miguel Ángel Carcelén, que me precedió en su día en el palmarés del Premio de Novela López Torrijos.

Apoyando a Patxi Irurzun (foto Carmelo Butini)


 

jueves, 12 de septiembre de 2013

El informe Müller, de Antonio Manzanera

Ya hemos comentado en otras ocasiones que la novela de espías en castellano vive una época de esplendor, gracias a autores como Andrés Pérez Domínguez, Carlos Díaz Domínguez o, en cierto modo, Ignacio del Valle.

A este trío se ha unido recientemente Antonio Manzanera con El informe Müller, novela ambientada en la Alemania de postguerra, en la que un historiador británico y un agente de la CIA investigan el paradero de Heinrich Müller, el antiguo jefe de la Gestapo.

Tras un arranque soberbio, que destila aroma a las mejores novelas clásicas del género de Frederick Forsyth y John Le Carré y en el que nos encontramos con la pista de personajes paradigmáticos de la Guerra Fría como Burgess o Kim Philby, los dos investigadores desgranan a través de sus pesquisas aspectos tan interesantes como los últimos días de vida de Adolf Hitler en el búnker de Berlín o la intrincada red de espías y agentes dobles que se formó en Europa, a ambos lados del Telón de Acero, tras la Segunda Guerra Mundial.

Manzanera (que los economistas nos dediquemos a la literatura en tiempos de crisis dice mucho de la época que vivimos) emplea con acierto una estructura narrativa lineal, en esa Alemania de mediados de los años 50, con frecuentes flashbacks al ocaso nazi, para ir incrementando paulatinamente el ritmo y la intensidad de la obra conforme esta se acerca a su desenlace.

El informe Müller es, pues, una novela apasionante para cualquier aficionado al género, tal vez un poco fría en ocasiones, característica que, por otra parte, tampoco desentona en un entorno como el de aquellos personajes que se vieron envueltos en el final de una guerra tan atroz como la de 1939-1945 y en el arranque del conflicto que dividió al mundo en dos bloques durante más de cuarenta años, hasta la caída del Muro de Berlín.

lunes, 12 de agosto de 2013

Novela negra sudafricana (V)

Con esto del boom de la literatura criminal que nos llega desde el sur de África, son muchas las oportunidades que se nos brindan para descubrir autores de la tierra de Nelson Mandela.

El último que ha pasado por mis manos ha sido Roger Smith, nacido en Johannesburgo, con su potente novela Diablos de polvo. Ambientada en la actualidad, en esa Sudáfrica que ya dejó atrás el apartheid, pero que ha creado nuevas fronteras en el seno de su población, las socioeconómicas, que tan bien conocemos en el resto del mundo.

Así, esta novela nos presenta esta nueva Sudáfrica multirracial, en la que ya no son ilegales las relaciones sexuales interétnicas, pero en la que campa la corrupción y los poderosos siguen siéndolo, aferrados a las viejas tradiciones, y en la que las mujeres, también como en tantas otras partes del mundo, son meros objetos de intercambio.

Es una historia de venganza, de retorno al pasado, de resurrección de viejos fantasmas, de hasta dónde pueden llegar las personas llevadas al límite, pero también es una historia de amor y lealtad, envuelta toda ella en un mundo tan violento, en el que la vida tiene tan poco valor, que angustiará al público que solo busque un thriller entretenido con el que pasar el rato.

Porque Diablos de polvo es mucho más que un etnothriller, es un puñetazo salvaje en el estómago de quien la lea.

Por último, hay que destacar la cuidada traducción y edición de Es Pop, a la que hay que agradecer que nos haya traído este magnífico regalo en forma de literatura africana.

jueves, 8 de agosto de 2013

Los ojos del ángel

No soy muy bueno escribiendo microrrelatos, pero de vez en cuando me sale alguno decente. En San Sebastián de los Reyes, en el concurso literario que organizan sobre el encierro, han tenido la gentileza de darle una mención a este.


Los ojos del ángel

Sé que no lo hago bien. Sé que no se debe actuar así, lo sé, me lo han explicado muchas veces, demasiadas, pero no puedo evitarlo. Sé que debo mantener los ojos abiertos, bien abiertos, permanecer atenta a todos los detalles, ver por dónde llega cada toro, cada corredor.
Pero no lo consigo.
Nunca.
Por más que lo intente.
Una mano aferrada a la madera, la otra a la de mi compañero más próximo.
Mis ojos cerrados.
Cerrados.
Hasta que, por fin, suena el último cohete y llega por radio el anhelado «sin novedad».
Sin novedad.
Gracias.
Ya puedo abrir mis ojos, recoger la camilla y volver a la ambulancia.
 

martes, 6 de agosto de 2013

La última batalla, de José Javier Abasolo

Aunque sí en euskera (desde la visión un tanto naïf de Bernardo Atxaga en Soinujolearen semea/El hijo del acordeonista a la atroz de Jokin Muñoz en Bizia lo/Letargo), ETA no ha estado demasiado presente en la literatura vasca en castellano. Y, desde luego, no en la literatura policíaca.

José Javier Abasolo, gurú de la novela negra vasca, una auténtica enciclopedia andante sobre el género, aborda el tema en una nueva entrega de Goiko, ese detective bilbaíno, exertzaina, protagonista ya de una serie, al igual que ocurre con otros investigadores vascos de novela, como el Touré de Jon Arretxe o la Amaia Salazar de Dolores Redondo.

En La última batalla, Abasolo construye una trama negra, negrísima, que combina dos momentos temporales separados por casi treinta años, el actual, en el que ETA está llamada a desaparecer, y la época de la reconversión industrial, en la que la heroína campaba por sus respetos por nuestras calles.

En sus pesquisas, Goiko se topa con el entramado tan complejo que durante años ligó a la propia ETA, al narcotráfico y a los cuerpos policiales. Todo ello en un ambiente, como comentábamos antes, negro, negrísimo, en una novela absolutamente trágica, dramática, sucia, que te lleva al más absoluto desasosiego de la mano de la droga, el paro y la violencia político-terrorista-policial.

Tan solo algunas pinceladas divertidas del carácter cínico del protagonista nos rescatan, con cuentagotas, de esa atmósfera angustiosa.

Si todos estos elementos ya hacen de La última batalla una novela más que a tener en cuenta, el impecable estilo literario con el que está construida y redactada la convierten en imprescindible.