Hoy recogemos esta exhaustiva reseña de Orán ya no te quiere, publicada por Juan Laborda Barceló el pasado 10 de octubre en Kermés Literaria.
Me alegra mucho que, un año después de su publicación, mi última novela siga gustando y dé pie a análisis tan sesudos.
Orán ya no te quiere, Carlos Erice Azanza, Editorial Traspiés, 312 páginas, 2015.
Existen cajones de la historia en los que la literatura ha buceado poco, pero cuya potencia olvidada es todo un filón. Cuando alguien los abre y navega por ellos puede conjugar la recuperación de momentos clave con altas cotas de reflexión. Uno de esos cajones es -Camus mediante- la compleja y sangrienta descolonización de Argelia.
La acción de Orán ya no te quiere se abre con un atentado de la OAS (la temida Organisation de l'Armée Secrète) al que se regresa en los capítulos finales, cerrando el círculo de una historia bien contada. La obra de Carlos Erice da lo que promete –lo cual no es poco, todo lo contrario- envuelto en unas formas que son muestra de dominio del lenguaje. No en vano utiliza varias voces y diversas maneras de aproximación a la trama a través de las mismas. El diario de la joven pamplonesa Leire Aranguren está construido en una verosímil y personalista primera persona, los recuerdos históricos de su abuelo Peio con un narrador omnisciente, y algunos de los pasajes en los que la nieta visita a su familiar aparecen con una ágil y decidida segunda persona. El estilo varía según los pasajes, pero hay un predominio de eficaz sobriedad, frases cortas, repeticiones rítmicas y sonoras, cierta sequedad en las construcciones y significados sobreentendidos. Todo ello inundado de una sugerencia muy agradable en la lectura y de una belleza puntual bien escogida y tratada.
Me alegra mucho que, un año después de su publicación, mi última novela siga gustando y dé pie a análisis tan sesudos.
Orán ya no te quiere, Carlos Erice Azanza, Editorial Traspiés, 312 páginas, 2015.
Existen cajones de la historia en los que la literatura ha buceado poco, pero cuya potencia olvidada es todo un filón. Cuando alguien los abre y navega por ellos puede conjugar la recuperación de momentos clave con altas cotas de reflexión. Uno de esos cajones es -Camus mediante- la compleja y sangrienta descolonización de Argelia.
La acción de Orán ya no te quiere se abre con un atentado de la OAS (la temida Organisation de l'Armée Secrète) al que se regresa en los capítulos finales, cerrando el círculo de una historia bien contada. La obra de Carlos Erice da lo que promete –lo cual no es poco, todo lo contrario- envuelto en unas formas que son muestra de dominio del lenguaje. No en vano utiliza varias voces y diversas maneras de aproximación a la trama a través de las mismas. El diario de la joven pamplonesa Leire Aranguren está construido en una verosímil y personalista primera persona, los recuerdos históricos de su abuelo Peio con un narrador omnisciente, y algunos de los pasajes en los que la nieta visita a su familiar aparecen con una ágil y decidida segunda persona. El estilo varía según los pasajes, pero hay un predominio de eficaz sobriedad, frases cortas, repeticiones rítmicas y sonoras, cierta sequedad en las construcciones y significados sobreentendidos. Todo ello inundado de una sugerencia muy agradable en la lectura y de una belleza puntual bien escogida y tratada.