lunes, 12 de agosto de 2013

Novela negra sudafricana (V)

Con esto del boom de la literatura criminal que nos llega desde el sur de África, son muchas las oportunidades que se nos brindan para descubrir autores de la tierra de Nelson Mandela.

El último que ha pasado por mis manos ha sido Roger Smith, nacido en Johannesburgo, con su potente novela Diablos de polvo. Ambientada en la actualidad, en esa Sudáfrica que ya dejó atrás el apartheid, pero que ha creado nuevas fronteras en el seno de su población, las socioeconómicas, que tan bien conocemos en el resto del mundo.

Así, esta novela nos presenta esta nueva Sudáfrica multirracial, en la que ya no son ilegales las relaciones sexuales interétnicas, pero en la que campa la corrupción y los poderosos siguen siéndolo, aferrados a las viejas tradiciones, y en la que las mujeres, también como en tantas otras partes del mundo, son meros objetos de intercambio.

Es una historia de venganza, de retorno al pasado, de resurrección de viejos fantasmas, de hasta dónde pueden llegar las personas llevadas al límite, pero también es una historia de amor y lealtad, envuelta toda ella en un mundo tan violento, en el que la vida tiene tan poco valor, que angustiará al público que solo busque un thriller entretenido con el que pasar el rato.

Porque Diablos de polvo es mucho más que un etnothriller, es un puñetazo salvaje en el estómago de quien la lea.

Por último, hay que destacar la cuidada traducción y edición de Es Pop, a la que hay que agradecer que nos haya traído este magnífico regalo en forma de literatura africana.

jueves, 8 de agosto de 2013

Los ojos del ángel

No soy muy bueno escribiendo microrrelatos, pero de vez en cuando me sale alguno decente. En San Sebastián de los Reyes, en el concurso literario que organizan sobre el encierro, han tenido la gentileza de darle una mención a este.


Los ojos del ángel

Sé que no lo hago bien. Sé que no se debe actuar así, lo sé, me lo han explicado muchas veces, demasiadas, pero no puedo evitarlo. Sé que debo mantener los ojos abiertos, bien abiertos, permanecer atenta a todos los detalles, ver por dónde llega cada toro, cada corredor.
Pero no lo consigo.
Nunca.
Por más que lo intente.
Una mano aferrada a la madera, la otra a la de mi compañero más próximo.
Mis ojos cerrados.
Cerrados.
Hasta que, por fin, suena el último cohete y llega por radio el anhelado «sin novedad».
Sin novedad.
Gracias.
Ya puedo abrir mis ojos, recoger la camilla y volver a la ambulancia.
 

martes, 6 de agosto de 2013

La última batalla, de José Javier Abasolo

Aunque sí en euskera (desde la visión un tanto naïf de Bernardo Atxaga en Soinujolearen semea/El hijo del acordeonista a la atroz de Jokin Muñoz en Bizia lo/Letargo), ETA no ha estado demasiado presente en la literatura vasca en castellano. Y, desde luego, no en la literatura policíaca.

José Javier Abasolo, gurú de la novela negra vasca, una auténtica enciclopedia andante sobre el género, aborda el tema en una nueva entrega de Goiko, ese detective bilbaíno, exertzaina, protagonista ya de una serie, al igual que ocurre con otros investigadores vascos de novela, como el Touré de Jon Arretxe o la Amaia Salazar de Dolores Redondo.

En La última batalla, Abasolo construye una trama negra, negrísima, que combina dos momentos temporales separados por casi treinta años, el actual, en el que ETA está llamada a desaparecer, y la época de la reconversión industrial, en la que la heroína campaba por sus respetos por nuestras calles.

En sus pesquisas, Goiko se topa con el entramado tan complejo que durante años ligó a la propia ETA, al narcotráfico y a los cuerpos policiales. Todo ello en un ambiente, como comentábamos antes, negro, negrísimo, en una novela absolutamente trágica, dramática, sucia, que te lleva al más absoluto desasosiego de la mano de la droga, el paro y la violencia político-terrorista-policial.

Tan solo algunas pinceladas divertidas del carácter cínico del protagonista nos rescatan, con cuentagotas, de esa atmósfera angustiosa.

Si todos estos elementos ya hacen de La última batalla una novela más que a tener en cuenta, el impecable estilo literario con el que está construida y redactada la convierten en imprescindible.