Me gustan las navidades. Entre otras cosas, porque me cojo vacaciones. Ya se sabe, levantarse sin despertador, desayunar sin prisa y pasear entre escaparates iluminados.
Esa mañana me meteré en una librería de las de cerca de mi casa. Querré buscarme algún autorregalo interesante y, de paso, cotillear sobre mi libro.
Me acercaré a la zona donde sé que descansará, entre tantas otras novedades y me pararé, como espía de Le Carré, a ver si alguien se detiene a ojearlo.
Entonces aparecerá ella, guapa, esbelta, pantalones ceñidos hasta lo imposible, botas con tacón de aguja y gorro ocultando una prometedora melena negra. Como quien no quiere la cosa, me pondré a su lado, su perfume me envolverá y sus dedos largos repasarán las portadas de las novelas.
—Ése tiene buena pinta —le diré señalando mi libro.
Lo tomará entre sus manos jóvenes y rematadas por uñas impecablemente esmaltadas en burdeos, le dará la vuelta para leer la sinopsis y, aparentemente interesada, lo abrirá y pasará varias páginas. Finalmente, se detendrá en las solapas y verá mi foto.
—Bah, el tío es feo —dirá sin mirarme.
Y lo dejará en su sitio.
Esa mañana me meteré en una librería de las de cerca de mi casa. Querré buscarme algún autorregalo interesante y, de paso, cotillear sobre mi libro.
Me acercaré a la zona donde sé que descansará, entre tantas otras novedades y me pararé, como espía de Le Carré, a ver si alguien se detiene a ojearlo.
Entonces aparecerá ella, guapa, esbelta, pantalones ceñidos hasta lo imposible, botas con tacón de aguja y gorro ocultando una prometedora melena negra. Como quien no quiere la cosa, me pondré a su lado, su perfume me envolverá y sus dedos largos repasarán las portadas de las novelas.
—Ése tiene buena pinta —le diré señalando mi libro.
Lo tomará entre sus manos jóvenes y rematadas por uñas impecablemente esmaltadas en burdeos, le dará la vuelta para leer la sinopsis y, aparentemente interesada, lo abrirá y pasará varias páginas. Finalmente, se detendrá en las solapas y verá mi foto.
—Bah, el tío es feo —dirá sin mirarme.
Y lo dejará en su sitio.
Pero que poco te quieres.
ResponderEliminarEl tío no es feo... es un coqueto, escribiendo microrrelatos como este. ;)
ResponderEliminarmuxus
di
Lo has captado muy bien, Di. Falsa modestia, que diría alguno...
ResponderEliminarMuxus, nos vemos pronto!