Ayer fui a comer a casa de mis padres, en la calle Abejeras, y después me detuve un rato ante el escaparate de Istúriz, mi librería de toda la vida, en la que de crío me compraba mis mortadelos, donmikis y tintines. Y aparte de soñar en aquella época con ser como Iriguíbel, recuerdo que alguna vez también imaginé que un día mi nombre aparecería en ese escaparate, pegado a la portada de un libro.
Creo que me he puesto un poco ñoño.
Debe de ser el patxaran.
Así que voy a ponerme otro.
Ahora que ese sueño está tan cerca de cumplirse me han venido esos recuerdos a la memoria. No es moco de pavo ir cumpliendo sueños, me dijo mi tío Patxi cuando gané el López Torrijos. Y falta poco más de un mes para que, en mi caso, ese anhelo infantil se haga realidad.
Creo que me he puesto un poco ñoño.
Debe de ser el patxaran.
Así que voy a ponerme otro.
Que gran anestésico el patxaran
ResponderEliminarAnestésico metafórico.
ResponderEliminar