jueves, 31 de mayo de 2012

Palmeras en la nieve

No os voy a descubrir ahora mi afición por los temas africanos y por intentar leer cualquier novela o ver cualquier peli relacionada con nuestros vecinos del sur.

Hace unas semanas, en Onda Melodía, entrevistaron a Clara Sánchez y después a mí. Y, a continuación, tuve la oportunidad de conocer telefónica o radiofónicamente (o de ambas maneras a la vez) a Luz Gabás.

Como yo, Luz ha mirado a África para escribir su primera novela. En su caso, a Guinea Ecuatorial, primero colonia, después provincia española y, desde octubre de 1968, estado independiente.

Mis últimas experiencias con novelas españolas ambientadas en África no habían sido demasiado buenas. En algunos casos, me dieron la impresión de que, sobre un manuscrito original, el autor o autora se había visto obligado a prolongar artificialmente la historia hasta alcanzar las 700 u 800 páginas que parece que necesitan ciertas editoriales para apostar por un libro.

Con esa prevención inicié la lectura de Palmeras en la nieve. Una prosa rápida, muy visual, con una historia que mezcla las realidades tantas veces contrapuestas de colonos y colonizados, me atrapó eficazmente.

Amor, aventuras, racismo y represión del emergente nacionalismo ecuatoguineano se unen al dolor y la nostalgia de aquellos españoles que se vieron obligados a abandonar precipitadamente su tierra africana. Luz Gabás hace girar la novela en torno a un tema oculto durante décadas, como es el de las relaciones sexuales y amorosas entre europeos y nativos y, aunque en algunos momentos se acerca peligrosamente al culebrón, sabe alejarse de ese riesgo airosamente.

Así que, si os apetece pasar un poco de calor húmedo, poneos el salacot y preparaos a oler a cacao.

Yo me lo pasé pipa.

Guardia Civil en Santa Isabel (Malabo). Años 60

lunes, 28 de mayo de 2012

IV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

Un año más me ha tocado. A mediados de junio me enfrentaré a unos cuantos microrrelatos sanfermineros con la difícil misión de elegir un ganador, que no tiene por qué ser siempre el mejor.

Se trata sin duda de una tarea divertida, que conjuga dos de mis pasiones, la literatura y los Sanfermines. Y es una ocasión estupenda para reencontrarme con los otros miembros del jurado, José Luis Allo, Patxi Irurzun y Eduardo Laporte, éste último desde lejos pero tecnológicamente cercano.

Desde aquí mi enhorabuena y agradecimiento a blogsanfermin.com, por seguir adelante con esta iniciativa literariosanferminera, enhorabuena extensible también al patrocinador, Bodegas Príncipe de Viana, y al resto de colaboradores, Conservas La Catedral, Castuera, Villa Mc Luhan y el Ayuntamiento de Pamplona.

Os quedan poco más de tres días, hasta las 12 de la noche del 31 de mayo, hora de la península Ibérica, para preparar vuestro relato, de menos de 204 palabras, sobre las mejores fiestas del mundo.

Y el 15 de junio veremos quién gana.

¡Mucha suerte!

jueves, 24 de mayo de 2012

Relatos Coca Cola

Hace muchos, muchísimos años, cuando granos y bigote amenazaban mi cara de crío triste, mi cole me seleccionó para participar en el, aquel entonces llamado, Concurso de Redacción de Coca Cola.

En los institutos de la plaza de la Cruz, nunca he tenido claro si en el Ximénez de Rada o en el Príncipe de Viana, nos juntaron a una cuadrilla de adolescentes a los que se nos suponían ciertas habilidades para componer historietas.

Recuerdo que, en el aula en la que estaba yo, entró un adulto, abrió un sobre y escribió en la pizarra el tema sobre el que debíamos escribir nuestras redacciones.

La Juventud.

Toma ya.

Uno, que ya entonces se apuntaba a lo de la literatura transgresora, trazó un relatillo, puro diálogo, sobre un grupo de chavales que, culo en el respaldo de un banco y pies en el asiento, probaban sus primeras litronas y ducados y compartían sus, también, primeras y descorazonadoras experiencias con las tías.

Y, evidentemente, como en tantos otros concursos después, fracasé.

Ganó un pastelazo sobre los valores y virtudes de la juventud, un panfleto almibarado que posiblemente haya convertido a su autor o autora en eficiente redactor de discursos para políticos.


Alba Matías (foto Diario de Noticias)

El otro día vi en el Noticias que el concurso sigue, que ya han participado 10 millones de aspirantes a escritor a lo largo de sus más de cincuenta años de trayectoria y que la fase navarra la había ganado una chavalita, Alba Matías, con un relato titulado Mi vida en pintura. Como premio, podrá disfrutar de un viaje a Amsterdam.

Me gusta que haya jóvenes que imaginen historias y sepan contarlas. Así que, Alba, mucha suerte. Ojalá que, con el tiempo, si tu sueño es seguir escribiendo, llegues a publicar las que nazcan de tu imaginación.

Yo lo conseguí a los 40.

lunes, 21 de mayo de 2012

Horst Faas

Hace unos pocos días murió Horst Faas. El nombre de este fotoperiodista de raza no nos dice mucho, pero si recordamos las imágenes de dos de los fotógrafos que coordinaba cuando dirigía la agencia AP durante la guerra de Vietnam, seremos conscientes de la influencia de su trabajo en el devenir de la historia del siglo XX.

Nick Ut / Associated Press

Eddie Adams / Associated Press

Hay quien afirma que estas dos fotos, ambas galardonadas con el Premio Pulitzer, hicieron más por derrotar al ejército americano que el propio Vietcong.

jueves, 17 de mayo de 2012

La última de Bardem

No ha rodado con Penélope Cruz ni encarna al malvado en la de James Bond. La última de Javier Bardem es Hijos de las nubes. La última colonia, un documental producido por él y dirigido por Álvaro Longoria.

En esta peli, narrada por Elena Anaya, el actor nos acerca a la realidad del pueblo saharaui, casi cuarenta años desterrado en medio de la nada, en los campamentos de Tinduf, desde que su país fuera entregado por España y ocupado por Marruecos entre finales de 1975 y comienzos de 1976.
Ha sido premiada en el festival del Sahara y mañana, 18 de mayo, se estrena en cines. Al hilo de la situación actual en los países árabes en general y en el Magreb en particular, el director, de la mano de Bardem, nos guía por los tejemanejes diplomáticos y politiqueros que hacen que este pueblo continúe así, esperando, quién sabe si que con una nueva guerra a la vuelta de la esquina.

Sin estrenarse, algunos no han tardado en criticarla debido, precisamente, a la presencia de Bardem. Él afirma que le da igual, mientras se siga hablando del conflicto y no caiga en el olvido.

La que sí me ha causa cierta estupefacción ha sido alguna sinopsis que he leído por ahí, en la que dice que la película recuerda los tiempos idílicos de la presencia colonial española en el Sahara. No sé si será cierto, pero a quien así opine habrá que recordarle los sucesos de Zemla en junio de 1970, cuando siete manifestantes saharauis murieron bajo las balas de los legionarios españoles, así como la desaparición nunca aclarada, a manos de las autoridades coloniales, de Mohamed Basiri, líder nacionalista del movimiento que tres años más tarde se convirtiría en el Frente Polisario.

Yo, por si acaso, quiero ir a verla, con la esperanza de que algún día el pueblo saharaui pueda darle la vuelta, por fin, a su bandera.


sábado, 12 de mayo de 2012

Grita Libertad (Cry Freedom)

Hubo un tiempo en el que los granos amenazaban mi cara y los guetos sudafricanos copaban la actualidad de la sección internacional del Diario de Navarra. Uno, tres, diez, quince, eran los sudafricanos negros muertos que cada día anunciaban los titulares. Y pocas eran las víctimas que alcanzaban la mayoría de edad.

Hoy hemos olvidado aquel horror. Incluso ellos lo han olvidado o, al menos, lo han intentado, tanto víctimas como verdugos.

Ayer, en un intento por recuperar mi inglés oxidado, vi Cry Freedom, Grita Libertad, la peli espléndida de Richard Attenboroug, autor también de Gandhi, ya comentada en este blog.

Y no alcanzo a comprender, aunque admiro, el éxito del proceso de reconciliación que ha vivido ese país. Porque, aunque el estatus económico les siga separando, Sudáfrica es ya, al menos, un país gobernado a golpe de voto, y no a golpe de color de piel.

Quizás, algún día, en este rinconcito entre el Ebro y el Adour, consigamos un día entendernos o, al menos, soportarnos.

Para tomar nota y no perpetuar tantos tiempos de odio, aquí os dejo el trailer de la peli protagonizada por Kevin Kline y Denzel Washington.

Que, por cierto, y curiosamente, fue rodada en el Zimbabwe post-rhodesiano.








martes, 8 de mayo de 2012

8 de mayo de 1945

Tal día como hoy, hace sesenta y siete años, acabó oficialmente la Segunda Guerra Mundial en Europa.

A partir de tal fecha, los cientos de soldados rhodesianos alistados en las fuerzas armadas británicas iniciaron sus planes de retorno a casa. Sus compatriotas en Birmania aún combatirían durante unos meses más, hasta que los americanos bombardearan Hiroshima y Nagasaki en agosto.

Soldados rhodesianos, Italia, 1944

Es en ese momento, tras haber luchado en la frontera de Kenia con Abisinia, en Egipto, en Libia, en Túnez, en los cielos de Inglaterra y en las playas y los montes de Italia, cuando muchos africanos blancos comenzaron a observar a sus antiguos enemigos como posibles aliados en sus planes de lucha contra el comunismo en sus tierras de Rhodesia, Namibia y Sudáfrica.

Algo así debió de pensar Terry Spears, ya ascendido a capitán, cuando se entrevistó con un oficial de la Luftwaffe a las afueras de Nápoles, en aquel incipiente verano de 1945.

lunes, 7 de mayo de 2012

El círculo alquímico

Lo confieso. Hace muchos, muchísimos años, fui un friki de las novelas esotéricas. Devoraba a toda pastilla cualquier libro que tuviera que ver con templarios, santos griales, conspiraciones vaticanas y mensajes ocultos en pirámides o cuadros misteriosos. Recuerdo, por ejemplo, cuánto me enganché de adolescente a Philipp Vandenberg y La conjura sixtina o, incluso a El péndulo de Foucault de Umberto Eco.
Hasta que llegó el boom del decepcionante Dan Brown con El Código Da Vinci y me alejé del género, yo pensaba que para siempre.

Pero como la tentación vive ahí arriba, o ahí fuera, no he sabido resistirme a catar El círculo alquímico, de mi colega de editorial Paco Gómez Escribano.

Tal cual.

Y he flipao. Empecé a leerlo en una de estas tardes lluviosotorrenciales de abril y me ha reconciliado con el género, sí, sí, como lo leéis. Aunque este círculo es mucho más que esoterismo, mucho más. Paco te lleva de viaje, de Berlín a Toledo, a Jerusalén, a Estados Unidos y a El Cairo. Y te hace viajar también en el tiempo a través de una novela negra, incluso de espionaje, narrada con un ritmo trepidante forjado en sus diálogos y en la acción constante. De paso, además, me ha refrescado lo poco que recordaba de aquellas chulísimas clases de Historia del Arte de COU, con sus catedrales, sus frescos y sus pintores manieristas.

Paco fumando, como casi todos sus personajes

No contento con eso, El círculo alquímico dibuja una galería amplia de personajes, de entre los que me quedo con ese enigmático Boris Vasílievich y con los curas de todos los credos, uno de los cuales es navarro, como no podría ser de otra forma.

Pues eso, que Paco sí que vale y amenaza con otra novela para junio, también en Editorial Ledoria, creo.

Ganas tengo.

Lo malo de Paco es que es merengón. Y, por si fuera poco, también del Athletic.

Es que no somos na.



lunes, 30 de abril de 2012

Yo hundí el Titanic

En este mes de abril en el que medio mundo ha conmemorado el hundimiento del Titanic, han proliferado los certámenes literarios sobre el asunto, en los que este microtitanic mío ha zozobrado con alegría.


Fotografía: F.G.O. Stuart (1843-1923)



Yo hundí el Titanic

Puedes estar orgulloso, O’Leary, puedes estarlo. Zarpar de Belfast, billete de tercera y escala en Southampton. Abrirse al Atlántico, prepararlo todo en la bodega y escapar en un bote, sin que nadie se dé cuenta. Y esperar solo, tú solo, a que te rescate nuestro barco pesquero, ciego en medio de la noche helada.

La explosión, las primeras chalupas al agua, el trasatlántico que se parte y los gritos de histeria.

Las bengalas.

Y lo de que parezca un iceberg, O’Leary, genial, simplemente genial. Puedes estar orgulloso, de verdad, puedes estarlo.

Pero no, no lo estoy, contesté amargado al contacto del IRA en Halifax.