No os voy a descubrir ahora mi afición por los temas africanos y por intentar leer cualquier novela o ver cualquier peli relacionada con nuestros vecinos del sur.
Hace unas semanas, en Onda Melodía, entrevistaron a Clara Sánchez y después a mí. Y, a continuación, tuve la oportunidad de conocer telefónica o radiofónicamente (o de ambas maneras a la vez) a Luz Gabás.
Como yo, Luz ha mirado a África para escribir su primera novela. En su caso, a Guinea Ecuatorial, primero colonia, después provincia española y, desde octubre de 1968, estado independiente.
Mis últimas experiencias con novelas españolas ambientadas en África no habían sido demasiado buenas. En algunos casos, me dieron la impresión de que, sobre un manuscrito original, el autor o autora se había visto obligado a prolongar artificialmente la historia hasta alcanzar las 700 u 800 páginas que parece que necesitan ciertas editoriales para apostar por un libro.
Con esa prevención inicié la lectura de Palmeras en la nieve. Una prosa rápida, muy visual, con una historia que mezcla las realidades tantas veces contrapuestas de colonos y colonizados, me atrapó eficazmente.
Amor, aventuras, racismo y represión del emergente nacionalismo ecuatoguineano se unen al dolor y la nostalgia de aquellos españoles que se vieron obligados a abandonar precipitadamente su tierra africana. Luz Gabás hace girar la novela en torno a un tema oculto durante décadas, como es el de las relaciones sexuales y amorosas entre europeos y nativos y, aunque en algunos momentos se acerca peligrosamente al culebrón, sabe alejarse de ese riesgo airosamente.
Así que, si os apetece pasar un poco de calor húmedo, poneos el salacot y preparaos a oler a cacao.
Yo me lo pasé pipa.
Hace unas semanas, en Onda Melodía, entrevistaron a Clara Sánchez y después a mí. Y, a continuación, tuve la oportunidad de conocer telefónica o radiofónicamente (o de ambas maneras a la vez) a Luz Gabás.
Como yo, Luz ha mirado a África para escribir su primera novela. En su caso, a Guinea Ecuatorial, primero colonia, después provincia española y, desde octubre de 1968, estado independiente.
Mis últimas experiencias con novelas españolas ambientadas en África no habían sido demasiado buenas. En algunos casos, me dieron la impresión de que, sobre un manuscrito original, el autor o autora se había visto obligado a prolongar artificialmente la historia hasta alcanzar las 700 u 800 páginas que parece que necesitan ciertas editoriales para apostar por un libro.
Con esa prevención inicié la lectura de Palmeras en la nieve. Una prosa rápida, muy visual, con una historia que mezcla las realidades tantas veces contrapuestas de colonos y colonizados, me atrapó eficazmente.
Amor, aventuras, racismo y represión del emergente nacionalismo ecuatoguineano se unen al dolor y la nostalgia de aquellos españoles que se vieron obligados a abandonar precipitadamente su tierra africana. Luz Gabás hace girar la novela en torno a un tema oculto durante décadas, como es el de las relaciones sexuales y amorosas entre europeos y nativos y, aunque en algunos momentos se acerca peligrosamente al culebrón, sabe alejarse de ese riesgo airosamente.
Así que, si os apetece pasar un poco de calor húmedo, poneos el salacot y preparaos a oler a cacao.
Yo me lo pasé pipa.
Guardia Civil en Santa Isabel (Malabo). Años 60 |
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