Dicen que los años 80, con la llegada al poder de Ronald Reagan en Estados Unidos, supusieron un recrudecimiento de la Guerra Fría, con una escalada en la carrera armamentística y un incremento en las actividades de espionaje y contraespionaje de las dos grandes superpotencias.
En este marco histórico, Antonio Manzanera se lanza a novelar la rocambolesca deserción a Estados Unidos del coronel del KGB Vitaly Yurchenko y su posterior regreso, como un héroe, a la URSS. Más allá de la plausibilidad de la teoría que expone Manzanera en La tercera versión, su mayor mérito es el artificio literario que el autor emplea para narrar este misterioso episodio histórico. En la literatura se ha recurrido en muchas ocasiones a este truco, el de contar varias veces la misma historia, según la versión o la visión de sus distintos protagonistas. Y, como digo, este es el verdadero valor de La tercera versión.
Así, en este juego de información y desinformación al que se entregan siempre con entusiasmo los servicios secretos internacionales, Manzanera desgrana las distintas versiones a un ritmo frenético, entremezclando con habilidad documentos y testimonios (el autor sabrá si reales o fruto de su imaginación) y sin perder de vista nunca el objetivo de hacer buena literatura.
Tras El informe Müller y La suave superficie de la culata, novelas en la que el autor buceó en dos muertes tan misteriosas como las de Hitler y Kennedy, con La tercera versión Antonio Manzanera se confirma como una de las voces más originales y sólidas de la narrativa de espionaje en español.
No le perdáis la pista.
En este marco histórico, Antonio Manzanera se lanza a novelar la rocambolesca deserción a Estados Unidos del coronel del KGB Vitaly Yurchenko y su posterior regreso, como un héroe, a la URSS. Más allá de la plausibilidad de la teoría que expone Manzanera en La tercera versión, su mayor mérito es el artificio literario que el autor emplea para narrar este misterioso episodio histórico. En la literatura se ha recurrido en muchas ocasiones a este truco, el de contar varias veces la misma historia, según la versión o la visión de sus distintos protagonistas. Y, como digo, este es el verdadero valor de La tercera versión.
Así, en este juego de información y desinformación al que se entregan siempre con entusiasmo los servicios secretos internacionales, Manzanera desgrana las distintas versiones a un ritmo frenético, entremezclando con habilidad documentos y testimonios (el autor sabrá si reales o fruto de su imaginación) y sin perder de vista nunca el objetivo de hacer buena literatura.
Tras El informe Müller y La suave superficie de la culata, novelas en la que el autor buceó en dos muertes tan misteriosas como las de Hitler y Kennedy, con La tercera versión Antonio Manzanera se confirma como una de las voces más originales y sólidas de la narrativa de espionaje en español.
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