—Cuarenta
mil pelas. Las tengo siempre a punto por si me viene el impulso. Es lo que cuesta llegar a París y aguantar unos días mientras te alistan en una tropa de mercenarios para África. El día que me cabree, la armo y me voy a Rhodesia.
—En Rhodesia ya hay un gobierno negro.
—¿También en Rhodesia? Se pudre todo. Pues me voy a África del Sur, con ésos no podrán, ésos lo tienen claro.
—¿También en Rhodesia? Se pudre todo. Pues me voy a África del Sur, con ésos no podrán, ésos lo tienen claro.
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