Cuando uno se pone a ordenar papeles puede llevarse sorpresas: cartas, postales, facturas (pagadas y sin pagar), propagandas y, a veces, el boceto de una novela.
Como este mapa mental sobre el que empecé a armar Orán ya no te quiere, allá por 2009, nada menos. Me hace gracia reencontrarme con este galimatías de personajes, escenarios y saltos temporales, tramas que ni llegaron a redactarse, escenas escritas que fueron descartadas y otros hilos que sí acabaron plasmados en la novela.
Flechas, notas, garabatos y referencias. Fechas, nombres y lugares.
Todo, todo, en un folio.
Me hace gracia, sí, porque ni yo mismo me entiendo.
Ni sé cómo pude apañármelas para que, al final, todo encajara.
Como este mapa mental sobre el que empecé a armar Orán ya no te quiere, allá por 2009, nada menos. Me hace gracia reencontrarme con este galimatías de personajes, escenarios y saltos temporales, tramas que ni llegaron a redactarse, escenas escritas que fueron descartadas y otros hilos que sí acabaron plasmados en la novela.
Flechas, notas, garabatos y referencias. Fechas, nombres y lugares.
Me hace gracia, sí, porque ni yo mismo me entiendo.
Ni sé cómo pude apañármelas para que, al final, todo encajara.
Esa letruja seguro que la adquiriste en la universidad. Nuestra base jesuítica era irreprochable y meritoria. je, je je
ResponderEliminarYa te digo que ni yo mismo me entiendo. Con la letra tan bonita que tenía en tiempos...
ResponderEliminarMe parece que el paso por la uni la estropeó.
Eliminar