Tras rodar alguna peli romántica como Sabrina y sus amores, Sidney Pollack regresó al thriller en 2005 con La intérprete, en la que dirigió a unos espléndidos Sean Penn y Nicole Kidman (la australiana espléndida en muchos sentidos, todo hay que decirlo).
El otro día volví a verla, con esa escena inicial, rodada en la antigua plaza de toros de Maputo, en Mozambique, donde se produce un crimen.
Nicole encarna a Silvia, una intérprete de las Naciones Unidas, de origen africano, y que escucha accidentalmente una conversación en ku, uno de los idiomas del país en el que se crió y donde está enterrada su familia. Dicha charla constituye el eje de la trama de la película, pues de ella se deduce una más que posible conspiración para ejecutar un magnicidio.
La lengua empleada, el ku, un idioma ficticio, se supone originario de un país también ficticio, Matobo.
Curiosamente, Matobo es un topónimo real. Es una región del sur de Zimbabwe y no son pocos los que encuentran paralelismos entre ese país y la situación de la antigua Rhodesia.
No en vano, Matobo sufre una dictadura, en la que el presidente Zuwanie ha pasado, en unas décadas, de libertador a opresor de su pueblo, circunstancia que recuerda claramente a la actuación de Mugabe en Zimbabwe.
Sean Penn, un agente secreto triste y golpeado por la vida, investiga el entorno de Silvia, la empleada de las Naciones Unidas, de la que sospecha y a la que al mismo tiempo protege.
Así pues, La intérprete es una película absolutamente recomendable para fans de las historias africanas, en las que los crímenes enfrentan a blancos y negros.
Vamos, un etnothriller en toda regla, como Beautiful Rhodesia. ¿O no?
El otro día volví a verla, con esa escena inicial, rodada en la antigua plaza de toros de Maputo, en Mozambique, donde se produce un crimen.
Foto: Herculano Tumbo (Google Earth) |
Nicole encarna a Silvia, una intérprete de las Naciones Unidas, de origen africano, y que escucha accidentalmente una conversación en ku, uno de los idiomas del país en el que se crió y donde está enterrada su familia. Dicha charla constituye el eje de la trama de la película, pues de ella se deduce una más que posible conspiración para ejecutar un magnicidio.
La lengua empleada, el ku, un idioma ficticio, se supone originario de un país también ficticio, Matobo.
No en vano, Matobo sufre una dictadura, en la que el presidente Zuwanie ha pasado, en unas décadas, de libertador a opresor de su pueblo, circunstancia que recuerda claramente a la actuación de Mugabe en Zimbabwe.
Sean Penn, un agente secreto triste y golpeado por la vida, investiga el entorno de Silvia, la empleada de las Naciones Unidas, de la que sospecha y a la que al mismo tiempo protege.
Así pues, La intérprete es una película absolutamente recomendable para fans de las historias africanas, en las que los crímenes enfrentan a blancos y negros.
Vamos, un etnothriller en toda regla, como Beautiful Rhodesia. ¿O no?
Tampoco es malo Sean Penn para interpretar a Miguel Aznarez, aunque no lo veo con la cabeza rapada como Malamadre.
ResponderEliminarArnaiz, Miguel Arnaiz. Aznárez es el de las txapelas.
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