Hace ya algún tiempo comentamos que en la literatura española el tema colonial no contaba con una excesiva producción. Contraponíamos esta situación con la abundante obra británica ambientada en la India colonial, (con ejemplos como La joya de la Corona o Pasaje a la India) o la portuguesa, más cercana a nosotros, con artículos dedicados a novelas como El árbol de las palabras (Teolinda Gersao), La costa de los murmullos (Lídia Jorge) o Esplendor de Portugal (Lobo Antunes), ambientadas en el África portuguesa de los años 60 y 70.
En cambio, en la literatura española, decíamos que los escenarios africanos no gozaban de la misma presencia. Tan solo un puñado de novelas, como Imán (Ramón J. Sender) o La forja de un rebelde (Arturo Barea) habían descrito las guerras en el Marruecos de comienzos del siglo XX.
En épocas más recientes, algunos autores han mirado al otro lado del Estrecho para ambientar sus novelas. Así, Eduardo Garrigues eligió la antigua Namibia alemana para La dama de Duwisib, Javier Yanes nos llevó a Kenia en El señor de las llanuras, el televisivo David Cantero viajó a África en busca de El hombre del baobab o, más cerquita de aquí, Bernardo Atxaga ambientó sus Zazpi etxe Frantzian (Siete casas en Francia) en el Congo Belga.
Pero ha sido el prodigioso éxito de María Dueñas con El tiempo entre costuras, esa historia de amores y espionaje en el Marruecos español de los años 30 y 40, el que realmente ha revitalizado el género.
A su estela, Temas de Hoy ha repetido triunfo con Palmeras en la nieve, de Luz Gabás, la historia de dos colonos de origen aragonés en las plantaciones de Fernando Poo, en la antigua Guinea Española.
Al igual que en el caso de María Dueñas, cabe destacar que ésta es la primera novela de la autora, alcaldesa de Benasque, por otra parte.
Un clásico de nuestra literatura africanista, Javier Reverte, ha elegido el mismo escenario ecuatoguineano para La canción de Mbama, donde vuelve a trenzar una novela en un ambiente colonial español, como ya hiciera con El médico de Ifni.
Clara muestra del interés del público por este tema es el reciente ganador del Premio Planeta (Lara nunca da puntadas sin hilo) El imperio eres tú, de Javier Moro, en el Brasil recién independizado de Portugal en el siglo XIX, y el finalista del mismo premio, Tiempo de arena, de Inma Chacón, que surge del desastre español en Filipinas en 1898.
Con un pelín de mayor modestia, mi Beautiful Rhodesia también es, sin duda, una muestra más de esta nueva mirada nuestra y literaria al viejo colonialismo europeo.
En cambio, en la literatura española, decíamos que los escenarios africanos no gozaban de la misma presencia. Tan solo un puñado de novelas, como Imán (Ramón J. Sender) o La forja de un rebelde (Arturo Barea) habían descrito las guerras en el Marruecos de comienzos del siglo XX.
En épocas más recientes, algunos autores han mirado al otro lado del Estrecho para ambientar sus novelas. Así, Eduardo Garrigues eligió la antigua Namibia alemana para La dama de Duwisib, Javier Yanes nos llevó a Kenia en El señor de las llanuras, el televisivo David Cantero viajó a África en busca de El hombre del baobab o, más cerquita de aquí, Bernardo Atxaga ambientó sus Zazpi etxe Frantzian (Siete casas en Francia) en el Congo Belga.
Pero ha sido el prodigioso éxito de María Dueñas con El tiempo entre costuras, esa historia de amores y espionaje en el Marruecos español de los años 30 y 40, el que realmente ha revitalizado el género.
A su estela, Temas de Hoy ha repetido triunfo con Palmeras en la nieve, de Luz Gabás, la historia de dos colonos de origen aragonés en las plantaciones de Fernando Poo, en la antigua Guinea Española.
Al igual que en el caso de María Dueñas, cabe destacar que ésta es la primera novela de la autora, alcaldesa de Benasque, por otra parte.
Un clásico de nuestra literatura africanista, Javier Reverte, ha elegido el mismo escenario ecuatoguineano para La canción de Mbama, donde vuelve a trenzar una novela en un ambiente colonial español, como ya hiciera con El médico de Ifni.
Clara muestra del interés del público por este tema es el reciente ganador del Premio Planeta (Lara nunca da puntadas sin hilo) El imperio eres tú, de Javier Moro, en el Brasil recién independizado de Portugal en el siglo XIX, y el finalista del mismo premio, Tiempo de arena, de Inma Chacón, que surge del desastre español en Filipinas en 1898.
Con un pelín de mayor modestia, mi Beautiful Rhodesia también es, sin duda, una muestra más de esta nueva mirada nuestra y literaria al viejo colonialismo europeo.
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