Siempre he querido tener un blog de escritor. Ahora que empiezo a parecerlo, este será el lugar en el que podrás conocer noticias de mi obra, de literatura navarra, de paisajes africanos y otras andanzas.
jueves, 25 de mayo de 2017
lunes, 8 de mayo de 2017
Presentamos Piel de topo, de Jon Arretxe
Después de su último viaje a Mali, dicen que en Piel de topo (Sator lokatzak en la versión original) Touré regresa a su Bilbao, a su pequeña África.
Dicen.
De momento, lo que sí sabemos es que este jueves 11 de mayo Touré regresa a Pamplona, a la tienda que Elkar tiene en la calle Comedias.
Allí, Carlos Bassas y yo pondremos en aprietos a su aita, Jon Arretxe, que seguro que tiene mucho que contarnos.
A partir de las 18:30.
Dicen.
De momento, lo que sí sabemos es que este jueves 11 de mayo Touré regresa a Pamplona, a la tienda que Elkar tiene en la calle Comedias.
Allí, Carlos Bassas y yo pondremos en aprietos a su aita, Jon Arretxe, que seguro que tiene mucho que contarnos.
A partir de las 18:30.
jueves, 30 de marzo de 2017
lunes, 27 de febrero de 2017
Bautismos de marzo
Como prolegómeno a la primavera, que como siempre nos traerá un montón de actividad y novedades literarias, arrancamos mes con un par de presentaciones.
Este jueves 2 de marzo, en Walden, tendré el honor de presentar el primer libro de Lucas Eza. Cuentos para no ganar y Nana, nanita, nana es el título de este volumen doble que recoge una selección de cuentos y poemas que el autor murchantino confía, inconsciente él, que yo comente con acierto. A partir de las 19:30, charlaremos sobre sentimientos, inspiraciones, estilos y todas esas cosillas sin importancia que alimentan la literatura.
De paso, seguro que nos reímos y no hay que olvidar que ninguna ocasión es mala para visitar la preciosa librería de la calle Paulino Caballero.
Otro debut poético nos aguarda para el día siguiente, el viernes 3 de marzo, en Elkar Comedias. Allí, a las 18:30, Beatriz de Silva nos presentará Mármol, su primer poemario, que probablemente recoja algunas de las vivencias de sus años pamploneses.
Como veis, marzo comienza con debuts literarios, con primeras veces, que esperamos que sean muchas más.
Y a ver si ya, de paso, Osasuna se aplica el cuento y nos regala la primera victoria de la temporada en El Sadar.
Que ya es hora.
Este jueves 2 de marzo, en Walden, tendré el honor de presentar el primer libro de Lucas Eza. Cuentos para no ganar y Nana, nanita, nana es el título de este volumen doble que recoge una selección de cuentos y poemas que el autor murchantino confía, inconsciente él, que yo comente con acierto. A partir de las 19:30, charlaremos sobre sentimientos, inspiraciones, estilos y todas esas cosillas sin importancia que alimentan la literatura.
De paso, seguro que nos reímos y no hay que olvidar que ninguna ocasión es mala para visitar la preciosa librería de la calle Paulino Caballero.
Otro debut poético nos aguarda para el día siguiente, el viernes 3 de marzo, en Elkar Comedias. Allí, a las 18:30, Beatriz de Silva nos presentará Mármol, su primer poemario, que probablemente recoja algunas de las vivencias de sus años pamploneses.
Como veis, marzo comienza con debuts literarios, con primeras veces, que esperamos que sean muchas más.
Y a ver si ya, de paso, Osasuna se aplica el cuento y nos regala la primera victoria de la temporada en El Sadar.
Que ya es hora.
miércoles, 22 de febrero de 2017
El asesino del acantilado, de Antonio Manzanera
Antonio Manzanera es una rara avis en el panorama de la novela policial en castellano. Y digo rara avis porque le van los escenarios ajenos a la tradición policíaca peninsular: huye de los bajos fondos de Madrid o Barcelona o de los crímenes rurales y nos lleva a parajes poco habituales en nuestra literatura, no así en el cine, las series o las novelas extranjeras que nos gustan.
Así, Manzanera nos ha paseado en otras ocasiones por el Berlín de postguerra en busca de criminales nazis, por la Europa de la Guerra Fría con sus tramas de espionaje o por los Estados Unidos que vivieron el asesinato de Kennedy.
En una nueva vuelta de tuerca del paisaje Manzanera, con El asesino del acantilado viajamos a una California setentera y ochentera, al Los Angeles previo a los Juegos Olímpicos de 1984, con unos personajes que homenajean a Archer o Marlowe, donde además encontraremos mafia y asesinos en serie.
Siempre suelo decir que, para mí, en una buena novela policiaca la trama y el misterio son secundarios. Pero resulta que también te puede aparecer un cabrito como Antonio Manzanera que, además de lograr una acertada construcción de personajes, un lenguaje preciso y una estructura estimulante, te deslumbra con una trama compleja, desafiante y sorprendente, al más puro estilo de las novelas de misterio o enigma.
Si algo he achacado al autor en anteriores obras es que su estilo algo recargado podía provocar cierta frialdad o distanciamiento en el lector. Pues bien, en este caso Manzanera da con la tecla adecuada, emplea un lenguaje directo y conciso, logrando un equilibro perfecto con el resto de elementos que hacen de esta una gran novela.
Un novelista es bueno cuando crece con cada libro. Y Antonio Manzanera lo demuestra, sin duda, con El asesino del acantilado.
Así, Manzanera nos ha paseado en otras ocasiones por el Berlín de postguerra en busca de criminales nazis, por la Europa de la Guerra Fría con sus tramas de espionaje o por los Estados Unidos que vivieron el asesinato de Kennedy.
En una nueva vuelta de tuerca del paisaje Manzanera, con El asesino del acantilado viajamos a una California setentera y ochentera, al Los Angeles previo a los Juegos Olímpicos de 1984, con unos personajes que homenajean a Archer o Marlowe, donde además encontraremos mafia y asesinos en serie.
Siempre suelo decir que, para mí, en una buena novela policiaca la trama y el misterio son secundarios. Pero resulta que también te puede aparecer un cabrito como Antonio Manzanera que, además de lograr una acertada construcción de personajes, un lenguaje preciso y una estructura estimulante, te deslumbra con una trama compleja, desafiante y sorprendente, al más puro estilo de las novelas de misterio o enigma.
Si algo he achacado al autor en anteriores obras es que su estilo algo recargado podía provocar cierta frialdad o distanciamiento en el lector. Pues bien, en este caso Manzanera da con la tecla adecuada, emplea un lenguaje directo y conciso, logrando un equilibro perfecto con el resto de elementos que hacen de esta una gran novela.
Un novelista es bueno cuando crece con cada libro. Y Antonio Manzanera lo demuestra, sin duda, con El asesino del acantilado.
miércoles, 18 de enero de 2017
Secretos del Arenal, de Félix G. Modroño
Paso a paso, y desde hace ya un tiempo, Félix G. Modroño viene construyendo una carrera muy sólida, coronada en 2014 con el Premio Ateneo de Sevilla que conquistó con estos Secretos del Arenal.
Uno de los valores de esta novela es lo bien que mezclan las dos épocas y las dos geografías en las que está ambientada, un Bilbao de finales de siglo XX y una Sevilla de postguerra. Félix aprovecha esta circunstancia para combinar en sus dosis exactas tanto la intriga criminal como la histórica a través de la vida de dos mujeres separadas por los kilómetros y el tiempo, pero a las que la tragedia les ha tocado muy de cerca. Además, la trama nos permite viajar, a través de sus personajes, a la Sevilla golpista y revolucionaria de julio de 1936, a los viñedos de la Rioja Alavesa o a las estepas heladas en las que combatió la División Azul.
A este interés por desentrañar la intriga que recorre Secretos del Arenal hay que sumar otros dos valores, la calidad del lenguaje y la estructura narrativa que ha elegido el autor y la sensualidad que desprenden sus páginas, ya que Félix se ocupa de estimularnos los sentidos a conciencia, desde el olfato (muy logradas las descripciones de los aromas del vino y otros perfumes) hasta el tacto (podemos tocar la piel de los protagonistas en las escenas de sexo) pasando por el gusto (buen repaso a la gastronomía sevillana y vizcaina) y el oído (con música de Benito Lertxundi, por ejemplo).
Por tanto, nos encontramos ante una novela tremendamente bien escrita y que complacerá tanto a los amantes de las tramas criminales como a las personas interesadas por nuestro pasado reciente. A mí me ha gustado un huevo, desde luego.
Uno de los valores de esta novela es lo bien que mezclan las dos épocas y las dos geografías en las que está ambientada, un Bilbao de finales de siglo XX y una Sevilla de postguerra. Félix aprovecha esta circunstancia para combinar en sus dosis exactas tanto la intriga criminal como la histórica a través de la vida de dos mujeres separadas por los kilómetros y el tiempo, pero a las que la tragedia les ha tocado muy de cerca. Además, la trama nos permite viajar, a través de sus personajes, a la Sevilla golpista y revolucionaria de julio de 1936, a los viñedos de la Rioja Alavesa o a las estepas heladas en las que combatió la División Azul.
A este interés por desentrañar la intriga que recorre Secretos del Arenal hay que sumar otros dos valores, la calidad del lenguaje y la estructura narrativa que ha elegido el autor y la sensualidad que desprenden sus páginas, ya que Félix se ocupa de estimularnos los sentidos a conciencia, desde el olfato (muy logradas las descripciones de los aromas del vino y otros perfumes) hasta el tacto (podemos tocar la piel de los protagonistas en las escenas de sexo) pasando por el gusto (buen repaso a la gastronomía sevillana y vizcaina) y el oído (con música de Benito Lertxundi, por ejemplo).
Por tanto, nos encontramos ante una novela tremendamente bien escrita y que complacerá tanto a los amantes de las tramas criminales como a las personas interesadas por nuestro pasado reciente. A mí me ha gustado un huevo, desde luego.
martes, 10 de enero de 2017
Pamplona Negra 2017
A falta de una semana para su inauguración, andamos ya por aquí de los nervios, pensando en los días negroliterarios que nos aguardan.
Una vez más, el programa pergeñado por Carlos Bassas y Baluarte no puede ser más completo. Literatura, cine, teatro, música, gastronomía, debates, exhibiciones y talleres convertirán a Pamplona en capital noir desde el 17 hasta el 21 de enero.
Esta es la tercera edición, y se puede decir con orgullo que este festival se está consolidando entre los más prestigiosos del género.
A mí me cabe el honor de compartir mesa redonda el miércoles 18, a las 18:00, con fenómenos como Juan Laborda, Ignacio del Valle y Félix Modroño. Hablaremos sobre la ambientación histórica de nuestras novelas y sobre todo aquello que nos permita Laurentino Vélez, nuestro moderador.
Pues eso, que no falta nada.
Una vez más, el programa pergeñado por Carlos Bassas y Baluarte no puede ser más completo. Literatura, cine, teatro, música, gastronomía, debates, exhibiciones y talleres convertirán a Pamplona en capital noir desde el 17 hasta el 21 de enero.
Esta es la tercera edición, y se puede decir con orgullo que este festival se está consolidando entre los más prestigiosos del género.
A mí me cabe el honor de compartir mesa redonda el miércoles 18, a las 18:00, con fenómenos como Juan Laborda, Ignacio del Valle y Félix Modroño. Hablaremos sobre la ambientación histórica de nuestras novelas y sobre todo aquello que nos permita Laurentino Vélez, nuestro moderador.
Pues eso, que no falta nada.
viernes, 9 de diciembre de 2016
Mal trago, de Carlos Bassas
Sé que hablar bien del libro de un amigo suena a último partido de liga con Osasuna jugándose el descenso, pero me da igual, sería una pena para quienes no lo conocen no comentar sobre él.
Mal trago es la tercera entrega de la saga Corominas, que arrancó a lo grande llevándose el Ciudad de Carmona y que mejoró con Siempre pagan los mismos.
Decía el otro día Carlos Ollo que sabes que una serie de novela negra es buena cuando la intriga y dar con el culpable te la soplan. Y esto es lo que está consiguiendo Bassas con la excusa de este Corominas, hacer literatura. De la buena. De la mejor.
Que aparezca algún cadáver infantil ayuda a alimentar el misterio, claro que sí, pero lo mejor de la novela es, una vez más, la amargura social que se vive en esa (nuestra) Ofidia y, como contrapunto, el canto a la amistad, tanto a la que surge en el seno de la familia, como a la que se fragua desde la infancia y, sobre todo, a la que se cimenta al compartir horas y horas de trabajo.
Pues eso, que recomiendo a ciegas Mal trago.
De Carlos Bassas.
Aunque no me hagáis mucho caso.
Que es amiguete.
Mal trago es la tercera entrega de la saga Corominas, que arrancó a lo grande llevándose el Ciudad de Carmona y que mejoró con Siempre pagan los mismos.
Decía el otro día Carlos Ollo que sabes que una serie de novela negra es buena cuando la intriga y dar con el culpable te la soplan. Y esto es lo que está consiguiendo Bassas con la excusa de este Corominas, hacer literatura. De la buena. De la mejor.
Que aparezca algún cadáver infantil ayuda a alimentar el misterio, claro que sí, pero lo mejor de la novela es, una vez más, la amargura social que se vive en esa (nuestra) Ofidia y, como contrapunto, el canto a la amistad, tanto a la que surge en el seno de la familia, como a la que se fragua desde la infancia y, sobre todo, a la que se cimenta al compartir horas y horas de trabajo.
Pues eso, que recomiendo a ciegas Mal trago.
De Carlos Bassas.
Aunque no me hagáis mucho caso.
Que es amiguete.
Rezando a san Raymond Chandler para que me dé el talento del señor sentado a mi izquierda (Foto de Miguel Izu) |
domingo, 20 de noviembre de 2016
Vino negro y novela tinta
Anoche disfrutamos de una velada estupenda en Deborahlibros. De la mano del novelista Carlos Ollo Razquin y Alberto Delgado de PopTheWine, nos acercamos al Giallo y a los tintos italianos. Carlos nos habló de Camilleri, Manzini y Vichi, de Montalbano, Schiavone y Bordelli, y viajamos a sus territorios a través de la vista, la nariz y el paladar.
La próxima sesión estará dedicada al Polar francés.
Yo que tú no me lo perdería.
La próxima sesión estará dedicada al Polar francés.
Yo que tú no me lo perdería.
martes, 15 de noviembre de 2016
El jardín de cartón, de Santiago Álvarez
En ese enorme contenedor que supone la etiqueta género negro y que puede estirarse tanto como la filosofía del Athletic, de un tiempo a esta parte ha surgido un subgénero que bien podríamos calificar de negrofestivo.
En Pamplona lo conocemos bien, no en vano existen al menos tres novelas negras ambientadas en Sanfermines: Las lágrimas de Hemingway, de Reyes Calderón; Un extraño lugar para morir, de Alejandro Pedregosa; y El asesinato de Caravinagre, de Miguel Izu. A esos tres títulos podemos añadir dos más, El próximo funeral será el tuyo, de Estela Chocarro, y Sin retorno, de Susana Rodríguez, novelas en las que las fechas sanfermineras, si bien no constituyen el escenario principal, sí ocupan un amplio papel en el desarrollo de la trama.
Pues bien, acaba de unirse a la fiesta, nunca mejor dicho, Santiago Álvarez, quien nos ofrece su visión negra (o la de sus protagonistas) de las Fallas valencianas en El jardín de cartón.
Tras su debut con La ciudad de la memoria, Álvarez regresa a los escenarios valencianos y a las corruptelas político-financieras, a través de la peculiar mirada de sus protagonistas, Berta y el detective Mejías, el gran hallazgo de la primera entrega de la serie. Esta pareja de investigadores, tan alejada y al mismo tiempo cercana al tópico del género, vuelve a constituir el punto fuerte de la narrativa de Santiago Álvarez. Presentar a un detective privado actual que se rige por todos los estereotipos del private eye norteamericano clásico supone una apuesta arriesgada, ya que se puede caer fácilmente en la parodia o, incluso, en la caricatura. Pero no, no, Santiago Álvarez consigue dar credibilidad a Mejías, tal vez equilibrado por Berta, su ayudante-socia-compañera, una joven con los pies en el suelo y que aleja al detective de la posibilidad de convertirse en un personaje bufo. Posibilidad que siempre bordea, dicho sea de paso, pero que al final consigue esquivar.
Además, Santiago Álvarez continúa homenajeando al género negro, con las citas que encabezan cada capítulo y el aroma a un Bogart perdedor y con gabardina que impregna la novela.
Y, al igual que en la primera entrega, El jardín de cartón supone todo un ejercicio de repaso histórico, en este caso a las primeras décadas del siglo XX valenciano, que, en cierto modo nos recuerda al Mendoza de La ciudad de los prodigios y los conflictos de clase.
Brindemos, pues, por el dúo Berta-Mejías, un tándem perdedor, sin duda, pero un tándem lleno de dignidad.
En Pamplona lo conocemos bien, no en vano existen al menos tres novelas negras ambientadas en Sanfermines: Las lágrimas de Hemingway, de Reyes Calderón; Un extraño lugar para morir, de Alejandro Pedregosa; y El asesinato de Caravinagre, de Miguel Izu. A esos tres títulos podemos añadir dos más, El próximo funeral será el tuyo, de Estela Chocarro, y Sin retorno, de Susana Rodríguez, novelas en las que las fechas sanfermineras, si bien no constituyen el escenario principal, sí ocupan un amplio papel en el desarrollo de la trama.
Pues bien, acaba de unirse a la fiesta, nunca mejor dicho, Santiago Álvarez, quien nos ofrece su visión negra (o la de sus protagonistas) de las Fallas valencianas en El jardín de cartón.
Tras su debut con La ciudad de la memoria, Álvarez regresa a los escenarios valencianos y a las corruptelas político-financieras, a través de la peculiar mirada de sus protagonistas, Berta y el detective Mejías, el gran hallazgo de la primera entrega de la serie. Esta pareja de investigadores, tan alejada y al mismo tiempo cercana al tópico del género, vuelve a constituir el punto fuerte de la narrativa de Santiago Álvarez. Presentar a un detective privado actual que se rige por todos los estereotipos del private eye norteamericano clásico supone una apuesta arriesgada, ya que se puede caer fácilmente en la parodia o, incluso, en la caricatura. Pero no, no, Santiago Álvarez consigue dar credibilidad a Mejías, tal vez equilibrado por Berta, su ayudante-socia-compañera, una joven con los pies en el suelo y que aleja al detective de la posibilidad de convertirse en un personaje bufo. Posibilidad que siempre bordea, dicho sea de paso, pero que al final consigue esquivar.
Además, Santiago Álvarez continúa homenajeando al género negro, con las citas que encabezan cada capítulo y el aroma a un Bogart perdedor y con gabardina que impregna la novela.
Y, al igual que en la primera entrega, El jardín de cartón supone todo un ejercicio de repaso histórico, en este caso a las primeras décadas del siglo XX valenciano, que, en cierto modo nos recuerda al Mendoza de La ciudad de los prodigios y los conflictos de clase.
Brindemos, pues, por el dúo Berta-Mejías, un tándem perdedor, sin duda, pero un tándem lleno de dignidad.
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