martes, 20 de diciembre de 2011

Andrés Pérez Domínguez


Hace como un par de años, en el puesto de Librería Abarzuza en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Pamplona, un libro me llamó la atención. Su portada, su cuidada edición y, desde luego, su precio. El factor Einstein, de Andrés Pérez Domínguez. La verdad es que no le conocía de nada, pero lo cogí, lo hojeé y Rafa, el librero, me dijo Está muy bien. Y caí.

Lo leí con ganas, a gusto y, sin llegar a encantarme, me hizo pasar muy buenos ratos. No me terminaron de enganchar algunos elementos de la historia, tal vez el carácter de algunos personajes y situaciones, pero en líneas generales me gustó bastante. Siempre me ha interesado el siglo XX europeo y había echado en falta que un autor español tejiera una trama con esos aires de espionaje, género que siempre me ha entusiasmado.

Pero lo que sí llegó a engancharme fue su blog, La separata, y su propio personaje ahí descrito, el de Andrés Pérez Domínguez. No pude evitar mirarlo con simpatía, sevillano él, que me trajo recuerdos de aquellos años que viví en una calle tan literaria como la Camilo José Cela, junto al Sánchez Pizjuán, en aquella época en la que Osasuna y Sevilla se repartían goles y tortas a partes iguales.

Y como digo, me gustó el personaje de Andrés y su cercanía a sus lectores, a través de ese blog, hasta llegar a sufrir enormemente cuando publicó la foto de sus manuscritos empapados, arruinados por una tormenta, manuscritos de los de verdad, de los de boli y cuaderno. Me acordé entonces de Iñaki Echarte, de cuando le robaron el ordenador con toda su obra dentro.

Para alguien que empieza como yo, fue todo un gozo observar que un escritor consolidado como Andrés había iniciado su carrera en pequeños concursos y luego no tan pequeños, hasta llevarse el Ateneo de Sevilla de novela.



Y ahí es donde me ganó definitivamente. El violinista de Mauthausen le salió redonda, con unos personajes sólidamente dibujados y una trama profunda y espléndida en la mejor tradición del género. Vamos, todo un Le Carré sevillano que tocaba con maestría un tema que siempre me ha apasionado. Además, desde mi modesta forma de entender la literatura, Andrés había conseguido pulir aquellas cosas que no me habían gustado de su anterior novela.

Mejorar en cada libro es todo un triunfo y dice mucho de lo que nos puede ofrecer en el futuro.

Así que aquí me tenéis, ansioso por que saque la siguiente y esperando parecerme a él algún día.

Al menos el pelo ya se me está cayendo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Y todo salió bien, muy bien

El viernes nos reunimos en Calderería para poner de largo a la nena y el acto resultó todo un éxito, tanto por las cosas que se dijeron como por la asistencia entusiasta de parientes y amistades que, además, se portaron y no abusaron en exceso de los potes que pagué a continuación. Beautiful Rhodesia empieza a verse ya en los escaparates de las librerías y eso supone, para un novel que ya no lo es, una alegría tremenda.

Así que quiero agradeceros vuestra asistencia y colaboración y mando un saludo muy especial a los libreros y libreras que ayer acogieron la novela con alegría, a Patxi Irurzun y a Jesús Muñoz y, también, de forma muy especial, a Mario Lamela, coordinador (mayordomo, como le gusta autodenominarse) del Certamen de Novela López Torrijos. Me mandó una carta la mar de emotiva para leerla en el acto y, torpe de mí, me la dejé aquí, en casa, perfectamente impresa. Mil perdones y aquí os la pongo para que podáis leerla.


Hola, Carlos:

Sólo unas palabras para hacerte compañía, para estar a tu lado, que es lo que nos habría gustado; para disfrutar con el grupo de amigos que ahora te acompañan.

Supongo que en estos momentos tienes a Jesús a tu lado. Dale un abrazo. 

Pero, bueno, compensaremos rápidamente estas incidencias que se nos han colado y han impedido que estemos juntos.

No sé qué estarás sintiendo al ver la novela delante ti. 

Sólo quiero decirles a quienes te estén escuchando, que ese simple objeto posado sobre una mesa es un objeto cargado de optimismo:

Optimismo por tu parte: Porque ante el vacío de la página en blanco, en lugar de escapar y no escribir nada (ser un Bartleby) o ponerte a emborronar el papel en plan escritor kamikaze (que los hay), te has puesto a escribir, a crear, y te ha salido una novela; en busca de lector, claro.

Optimismo por parte de Jesús. Que un editor sea optimista en estos tiempos es un oxímoron. Su espíritu renacentista es reconfortante.

Optimismo por nuestra parte. Haber leído tu novela, haberla premiado y haberte conocido, ya justifica nuestro optimismo. Haberte descubierto como escritor y como persona nos dice que los objetivos que nos habíamos marcado en nuestro humilde certamen de novela eran acertados. 

Bueno, ya no molesto más. Sólo les pido, a quienes estén escuchando, que lean la novela y hablen de ella.

Y a ti, Carlos: “Prudencia en el éxito. Una forma sosegada de sabiduría” (Carlos Castilla del Pino) 

Un abrazo de José María y de todas las miembras del jurado.

Mario
Mayordomo

viernes, 16 de diciembre de 2011

En capilla

Aquí estoy, con un ojo en la camisa que no se quiere planchar sola y con el otro en el cielo esperando que no le caiga una teja en el cogote a nadie que esta tarde se pase, a las 20.00, por la Sala Calderería a ver cómo Patxi Irurzun, Jesús Muñoz y un servidor presentamos Beautiful Rhodesia, la gran novela de 2011.

Nos vemos.

martes, 13 de diciembre de 2011

Ongi etorria, baby

Ya está entre mis manos. Hace un rato he ido a Correos y ahora descansa en mi chaise longue, donde fue concebida, gestada y parida.

El viernes la presentaremos en sociedad, a las 20.00, en la Sala Calderería, en Calderería 11. Con la ayuda de Patxi Irurzun y Jesús Muñoz.

Ahora solo falta que vaya llegando a las librerías.

Y que os guste.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Así arranca... Beautiful Rhodesia

Este es el primer párrafo del primer capítulo del debut novelero de Carlos Erice Azanza. Con ustedes, Beautiful Rhodesia.

I

Gracias a Dios, Daphne y las niñas ya estarán en Harare, con mis suegros. Allí se encontrarán bien. Libres y a salvo. Aquí todavía queda comida fresca y un montón de latas de conserva en la despensa. Sigue funcionando el agua corriente, que no es poco. Y aunque me corten la luz, aguantaré. Vaya que sí. Estoy preparado. Hace semanas que limpié y engrasé el M16, el viejo souvenir de mi padre de sus tiempos gloriosos en la Bush War. Hay munición del calibre 5,56 de sobra. La he guardado durante años y no he dejado de practicar de vez en cuando en el campo. Por si acaso. Que vengan, que vengan, que les estoy esperando. No voy a rendirme, no, no voy a entregar mis tierras sin pelear. Y no pienso dejarme matar como un puto perro. Como el pobre Allan Dickinson el año pasado.
Negros de mierda.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Más sobre Johnny Clegg

El otro día comentaba que la música de Johnny Clegg revolotea en torno a Beautiful Rhodesia. Pero si existe una figura que sobrevuela la novela, ésa es la de Nelson Mandela.

Sobrecoge ver la sonrisa perenne de este gigante físico y moral, capaz de reconciliar a su pueblo por encima de razas después de años de cárcel, muerte y apartheid, algo que no consiguió Robert Mugabe en Zimbabwe.

Por cierto, en nuestra tierra podríamos aprender mucho de este hombre sobre perdón y reconciliación.



Asimbonanga (No lo he visto)
Asimbonang 'uMandela thina (No hemos visto a Mandela)
Laph'ekhona
(En el lugar donde se encuentra)
Laph'ehleli Khona (En el lugar en que se encuentra)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Carlos Aurensanz

En un artículo anterior sobre narrativa navarra dije de este veterinario tudelano que podíamos considerarlo como el Ken Follet ribero, por el extraordinario éxito de ventas de su primera novela Banu Qasi. Los hijos de Casio. Aparte de Ken Follet le llamé otra cosa que le hizo mucha gracia y que no voy a repetir, no vayamos a enfadarle.

Siempre me ha gustado la novela histórica. Considero que los buenos libros han de ser capaces de trasladarnos a otras épocas, a otros lugares o a otras almas. Pero hacía meses que no le hincaba el diente al género, por aquello de que tienden a ser obras voluminosas que te quitan tiempo para conocer a otros autores con textos más breves.

Sin embargo, atraído por el éxito y las buenas críticas, hace unas semanas me compré este primer volumen sobre el Al Andalus navarro y debo decir que no me ha defraudado. Siendo como somos una tierra con tantos siglos de historia, me apena lo poco que conocemos de ella.

Y Carlos Aurensanz ha novelado de manera prodigiosa y amena la génesis de nuestro Viejo Reyno, este Reyno que está a punto de conmemorar cinco siglos de su invasión por Fernando el Católico.

El otro día le leí en una entrevista que tiene ganas de salirse del género histórico, sin duda por el esfuerzo de documentación que exige acometer una obra de estas características y el corsé que supone ceñirse a unos hechos históricos concretos.

De todos modos, el tío ya tiene en la calle la segunda parte, Banu Qasi. La Guerra de Al Andalus, y debe de andar liado preparando el volumen que cierre la trilogía.

¡Qué cabrón!

martes, 6 de diciembre de 2011

Beautiful Rhodesia. Banda sonora


Andaba esta mañana escuchando una entrevista a un novelista de cierto éxito que, por cierto, no era manco al defender las excelencias de su libro, cuando le han preguntado sobre cuál podría ser la banda sonora de su novela. Ha reflexionado unos instantes y, como quien no quiere la cosa, ha hablado de no sé qué canción.

Yo también tengo preparada la respuesta a esa pregunta, desde el mismo momento en que empecé a escribir Beautiful Rhodesia.

Sin duda.

Johnny Clegg, gran músico sudafricano y tremendo activista antiapartheid.

Y su Scatterlings of Africa, esos vagabundos de África.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Sanz-Briz

Ayer vi un anuncio en TVE acerca de una película para televisión titulada El ángel de Budapest, próxima a estrenarse, y que será protagonizada por Francis Lorenzo, un actor cuyo talento creo que ha sido desaprovechado por la televisión y el cine español.

La peli está basada en la actuación de Ángel Sanz-Briz, encargado de negocios en la embajada de España en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. Este diplomático contribuyó a la salvación de centenares de judíos húngaros durante la época de la ocupación alemana. No fue el único diplomático europeo empeñado en tal tarea. De Sousa Mendes, Wallanberg, Gruninger u otro español, Santaella, entre otros, obtuvieron el reconocimiento del gobierno de Israel que les concedió el título de Justos entre las Naciones. También forma parte de esta lista el archiconocido industrial alemán Oskar Schindler.

Para salvar a los judíos del Holocausto, Sanz Briz se basó en el Real Decreto del Directorio Militar del general Primo de Rivera de 1924 que otorgaba la nacionalidad española a los judíos que pudieran acreditar su origen sefardí. Este decreto, junto con otro diplomático español, Javier Ruigómez, desempeñan un papel crucial en la trama de Beautiful Rhodesia.

Aquí dejo el trailer de esta película que, desde luego, presenta una excelente factura. El argumento es apasionante.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Patxi Irurzun

Supongo que por mi deformación académica económica, tengo la manía de montarme una excel en la que anoto los libros que leo cada año y voy sumando el total de páginas que me trago. Ayer le eché un vistazo y caí en la cuenta de que a quien más he leído este año es a Patxi Irurzun. Así que, siguiendo la máxima karateko-laportiana de dal sela pulil sela, voy a hacerle la rosca, pues ha aceptado con entusiasmo presentar mi Beautiful Rhodesia el próximo 16 de diciembre.

Compré hace tiempo Atrapados en el paraíso, Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2004 y lo devoré en marzo. Cuenta su viaje a Payatas, el vertedero de Manila, y a Nueva Guinea, lo que demuestra la preocupación social del autor por el lado más sórdido de la especie humana. Podría destacar la calidad de su prosa y blablabla, pero como de eso no entiendo demasiado, sí puedo afirmar en cambio cuánto me conmovió, tanto en la descripción de personajes como en la de ambientes y situaciones. Mención especial merece el personaje de Malen, su compañera, la más guapa del barnetegi en el que la conoció, y a la que deja plantada para irse a escarbar entre la basura, la real y la metafórica. Me parece preciosamente irónico y literario el sms que ella le manda a las 12 del mediodía del 6 de julio, nuestro primer txupinazo juntos, desde la otra punta del mundo.

Dios nunca reza, su último libro, podría considerarse una continuación de este Atrapados. En forma de diario, nos cuenta su verano de 2008, en el que Malen está ya embarazada de su segundo retoño, cambian de casa y Patxi es finalmente despedido. Una historia que no sería especialmente atractiva se convierte en una crónica apasionante y sincera sobre su vida, su trabajo, su amor y sus sueños de escritor. Y me encanta el realismo con el que cuenta su relación con Malen, a la que adoraba embobadamente en Atrapados y a la que ama y enfada, a partes iguales, unos años después. Vamos, vida de pareja en estado puro.

Y, finalmente, ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis!, que leí en vísperas de San Fermín, cuando todo nos parece genial y maravilloso, me dejó con la boca abierta. Un novelón que, siendo simplistas, podría calificarse de humorístico o porno, pero que esconde una preciosa historia de amor, una descripción de las miserias humanas y una crítica feroz de nuestra sociedad, la mundial y la pamplonesa. Me encanta la recreación de los 80 de esta gloriosa ciudad, con su borroka, su pijismo, sus punkis y mozorros a palos por Calderería, su rock radical vasco y su ombliguismo foral.

Para mí, Patxi y Laporte son dos de las referencias de la literatura navarra actual, esa locomotora a la que yo les pedí subirme un día y a lo que Patxi contestó que, si hacía falta, la desviaban hasta Rhodesia. Qué gran tipo, ¿no?

No soy el único que lo dice.