lunes, 30 de julio de 2012

Comité Olímpico de Zimbabwe

Ya estamos inmersos en los Juegos Olímpicos de Londres y yo, como siempre, pegado a la tele y al ordenador para intentar ver todo. Y cuando digo todo, digo todo.

El viernes vi la ceremonia inaugural a medias, en la que presté mi mayor atención al desfile de las delegaciones, que es algo que me encanta. Supone todo un repaso a los conocimientos que uno pueda tener sobre geografía humana y política.
Como suele ser tradicional, Zimbabwe fue el penúltimo equipo en desfilar. Encabezados por su abanderada, la doble campeona olímpica Kirsty Coventry, presentan ocho deportistas. Su máxima esperanza se centra una vez más en la piscina, donde Kirsty aspira a conseguir alguna medalla en el final de su carrera (ya tiene siete tras su participación en Atenas y Pekín). Con la duda sobre la participación del triatleta Chris Felgate, que siempre entra en las quinielas de favoritos en su prueba, el equipo se completa con dos representantes en remo, Micheen Thornicroft y James Fraser-McKenzie, y cuatro atletas, Wirimai Juwawo, Cuhtbert Nyasango, Ngonidzashe Makusha y Sharon Tavengwa.

martes, 24 de julio de 2012

Ignacio del Valle

Hace algún tiempo intercambié con Eduardo Laporte una serie de twits, tuits o como se escriba, sobre novelas de playa y novelas de sofá, sobre novelas livianas, aptas para ser leídas en cualquier parte, y novelas que requieren una cierta concentración para su lectura. Para mi asombro, Eduardo defendía su capacidad para el disfrute de la literatura en la playa, aunque algún cuerpo humano con determinadas características pudiera llegar a distraerle fugazmente.

A mi juicio, existe un ambiente menos propicio aún para la lectura, como es el de un hospital, un ambiente que me ha tocado vivir recientemente. Y oigan, hay que ser muy hábil escribiendo para captar la atención de un lector que se encuentra en semejante ambiente, con personal médico, de enfermería, pastillas, oxígenos, visitas, análisis y tubos por todas partes.

En una de esas jornadas sanitarias abrí El tiempo de los emperadores 
extraños, de Ignacio del Valle. Había oído hablar de sus obras, de Silencio en la nieve, peli basada en esta novela protagonizada por Juan Diego Botto y Carmelo Gómez, contaba con referencias excelentes y hasta me había convertido en seguidor suyo en ese chisme llamado Twitter.

Más de una vez he leído las quejas de Andrés Pérez Domínguez sobre un cierto desprestigio que acompaña a las novelas de nazis. La de Ignacio del Valle también juega con este elemento, y tanto a él como a Andrés puedo decirles que no se preocupen, que si siguen siendo capaces de escribir así de bien, no habrá crítico con la jeta suficiente para dejar sus novelas en mal lugar.

Porque El tiempo de los emperadores extraños no es solo un thriller trepidante, excelentemente ambientado en las andanzas de la División Azul en las estepas heladas que rodeaban Leningrado a finales de 1943; no es solo la historia de un asesino en serie, una novela de venganzas y rencores, sino que también es un alarde de técnica narrativa, sabiamente equilibrada en el fondo y en la forma, y que consigue atrapar tu alma aunque la tengas distraída por la salud de la mujer que te trajo al mundo.

Gracias, pues, Ignacio, por los ratos que me has hecho pasar, y me apunto a seguir con entusiasmo el resto de tu carrera literaria.


martes, 3 de julio de 2012

Un balcón a la Estafeta

Vivir en la calle más famosa del mundo tiene su cosa.

Sobre todo si tienes en cuenta las dificultades que se te presentan determinados días del año cuando quieres bajar a la calle a las ocho de la mañana.

Bueno, al grano, que como durante unos días voy a olvidarme de teclas, libros y tecnologías, quería desearos que paséis unos días muy felices, tanto si estáis aquí como allá.

Yo, de vez en cuando, me asomaré a la Estafeta, a ver el encierro y alguna otra cosilla que pase por aquí abajo. Si me pilla en casa, claro.

Pues eso, que ya falta menos pa San Fermín...